Vaca Narvaja, sobre los restos óseos hallados cerca de La Perla: «Estamos muy esperanzados»

Entrevistado por La Nueva Mañana, el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja se refirió al hallazgo del EAAF, que abre la puerta a la posibilidad de identificar a personas asesinadas y desaparecidas por el terrorismo de Estado.

«Hace 20 años se había excavado a 50 metros de donde estamos ahora, lo que da la pauta de que a veces podés embocar y a veces no. En ese momento había sido con resultados negativos y ahora tenemos resultados positivos, lo que deja en claro la perseverancia en el trabajo que se viene desarrollando en estos 20 años», expresó Vaca Narvaja. Foto: Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba

Entrevistado por La Nueva Mañana, el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja, a cargo de la «Causa Enterramientos Clandestinos«, se refirió a los hallazgos de restos óseos por parte del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que fueron anunciados el viernes pasado y que abren la puerta a la posibilidad de identificar a personas asesinadas y desaparecidas por el terrorismo de Estado, durante la última dictadura.

En rigor, el Juzgado Federal Número 3 informó que el EAAF halló restos óseos en un terreno perteneciente a la guarnición militar de La Calera, lindante al predio del ex centro clandestino de detención, torturas y exterminio, actual espacio para la memoria y la promoción de los Derechos Humanos «La Perla».

La búsqueda se enmarca en una serie de exploraciones que se vienen desarrollando desde 2022, en la búsqueda de posibles enterramientos clandestinos vinculados al accionar del terrorismo de Estado. Las tareas se realizan en el marco de un convenio de cooperación entre el Servicio de Antropología Forense del Instituto de Medicina Forense del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba y el Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC)

En el relato del proceso que derivó en el reciente hallazgo, Vaca Narvaja se remonta a las primeras prospecciones en 2003. «Se han hecho excavaciones por muchos lugares. La más conocida y que tuvo resultado positivo fue la que se realizó en los hornos de La Ochoa en 2014, donde encontramos a estudiantes que habían sido desaparecidos en diciembre de 1975″, indicó y repasó que en ese momento se halló el ADN de tres de las cuatro personas y que la cuarta fue identificada, tras convocar a un familiar que facilitó una muestra genética. De esa manera, se pudo saber el destino final de Luis Agustín Santillán, Ricardo Enrique Saibene, Lila Rosa Gómez y Alfredo Felipe Sinópoli, cuyos restos habían intentado desaparecer definitivamente, quemándolores.

Tras aquel auspicioso hallazgo, las excavaciones prosiguieron sin nuevos resultados positivos. Después de la pandemia, en 2022, se reinició la búsqueda a través de un sistema llamado LiDAR (Light Detection and Ranging), que realiza un relevamiento mediante un láser desde un avión. Según explicó Vaca Narvaja, esto brinda «un mapa de las características de suelo en todo el predio relevado, que tiene cerca de tres mil hectáreas«. A esta tecnología se le suman «unas fotografías que obtuvimos de julio y agosto de 1979, en las que se ve claramente el trabajo de remoción de tierra en el territorio».

Las excavaciones actuales se realizan en un sector llamado Loma del Torito, en la zona sur del predio. «En el quinto día encontramos algunos restos y esperamos a seguir encontrando más, y ahí decidimos hacerlo público en la conferencia de prensa«, concluyó el relato, subrayando que en este caso toman como referencia también el testimonio de un baquiano, José Julián Solanille, que había declarado haber visto cómo ejecutaban personas y tiraban cadáveres en una fosa.

«Hace 20 años se había excavado a 50 metros de donde estamos ahora, lo que da la pauta de que a veces podés embocar y a veces no. En ese momento había sido con resultados negativos y ahora tenemos resultados positivos, lo que deja en claro la perseverancia en el trabajo que se viene desarrollando en estos 20 años», graficó el juez.

– ¿Cómo sigue el proceso ahora?

– Primero, el hecho de haber encontrado estos restos y de saber que estamos en el lugar señalado nos da la pauta de que se podrían hallar más restos. Todo lo que se encuentre será resguardado hasta ser remitido a Buenos Aires para los análisis de ADN, que den como resultado si los restos son coincidentes o no con la información del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). Por eso también estamos haciendo un llamado a todo aquel que tenga un familiar desaparecido en Córdoba, para que dé material genético para que el día de mañana se pueda hacer el cotejo y ver si hay correspondencia.

Los restos fueron hallados en el día cinco de la prospección, este lunes es el séptimo día y están pautados 70. «Nos quedan 63 por delante, pero el hecho de haber encontrado restos nos ha llevado a solicitar ayuda a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), con gente capacitada, porque va a haber que hacer mucha remoción y zarandeo de tierra para ver si se encuentran nuevos restos«, reveló Vaca Narvaja y agrega que del testimonio del «arrepentido» Bruno Laborde, surge que «ese año, 1979, ante la visita de la Cruz Roja Internacional, palas mecánicas habrían removido estos restos» y subraya que «si eso fue así, es probable que encontremos más partes».

A partir de que el material recolectado sea remitido a Buenos Aires, el resultado del análisis de ADN podría demandar cerca de tres meses.

– ¿Cómo recibió usted la noticia de este hallazgo?

– La noticia es muy alentadora porque es una búsqueda que lleva muchos años, en la que muchas veces tuvimos el acompañamiento del Gobierno Nacional y en este caso por supuesto que ya no la tenemos. Sí tenemos una importante participación del Gobierno de la Provincia de Córdoba, que ha brindado las máquinas y logística para poder llevar adelante esto; también el Consejo de la Magistratura de la Nación, que nos ha dado fondos para realizar ciertas erogaciones; del Ejército, que siempre presta colaboración en estas búsquedas; y por supuesto del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Y el secretario del Juzgado, Miguel Ceballos, que es el principal articulador para que estas actividades se lleven adelante. Porque no es fácil conseguir la plata, la gente, el momento, la logística, las máquinas, el combustible. Es complejo, pero lo estamos haciendo. Es la séptima excavación que estamos haciendo desde 2022 y estamos muy esperanzados.

– En este contexto en el que, entre otros negacionismos, vuelven a escucharse con fuerza los discursos que reivindican el terrorismo de Estado o reflotan la «teoría de los dos demonios», ¿qué valor tienen estos hallazgos?

– El sistema de desaparición de personas fue parte del terrorismo de Estado. Fue absolutamente planificado por las autoridades del golpe cívico militar, que irrumpió el orden constitucional y llevó adelante este plan, uno de cuyos vértices fue precisamente la desaparición de las personas, que implica insuflar un terror muy grande en la sociedad, porque no se sabe qué pasó con esa persona. Los familiares siempre van a tener un capítulo abierto en sus vidas, una incertidumbre que ya lleva 50 años. Al encontrar restos, se cierra el capítulo de incertidumbre y el desaparecido pasa a ser una persona que ha sido asesinada, privada de su vida. Es muy beneficioso para las familias cortar con esa incertidumbre y es una forma de combatir los efectos nefastos del terrorismo de Estado sobre el entramado social. La teoría de los dos demonios ha sido completamente desterrada. Quien quiere ser negacionista está fuera de la realidad y todo aquello que ha sido constatado en los juicios por crímenes de lesa humanidad. La realidad es una sola.