La visita de cinco diputados nacionales oficialistas al penal de Ezeiza, donde se encontraron con condenados por la última dictadura militar, todavía tiene repercusiones internas en el bloque mileista.

El escándalo por las visitas de un grupo de diputados nacionales  Libertad Avanza (LLA) a represores condenados por la última dictadura cívico militar al penal de Ezeiza todavía amenaza con romper el bloque oficialista, que desde su constitución demostró poca coordinación interna.

El tour de visitas a represores retumba en la bancada mileista, con los resquemores que quedaron, los testimonios de los supuestos arrepentidos y las acciones para diferenciarse de algunos de los que rechazaron la maniobra.

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El martes hubo una reunión de bloque, la primera después del escándalo. «Le echaron la culpa a los medios», se lamentó una voz mileista en la semana y que esperaba alguna acción más contundente.

​​»La visita dejó heridos», comentaron a El Destape fuentes parlamentarias. El propio presidente Javier Milei hizo un movimiento para intentar bajar la espuma del escándalo, diciendo que «no lo hubiera hecho», pero, dogmático, acotó que «los liberales no son manada».

La primera acción de diferenciación en la bancada fue del diputado nacional Carlos D’Alessandro, quien repudió la visita. Luego, comenzaron a hacerse públicos los arrepentimientos. La primera fue Rocío Bonacci, quien estuvo en la visita a Ezeiza, pero afirmó haber ido engañada por el promotor del tour, el entrerriano Beltrán Benedict. La santafesina amagó con irse del bloque.