El show de Milei se agota y LLA queda obligado a gobernar. Sturzenegger puentea a Caputo y encara una negociación paralela con el Fondo. Locales cerrados, suspensiones y libertad de extorsión.

En algún momento, Javier Milei tendrá que interrumpir su show itinerante y aterrizar. Después de seis meses de un ajuste tan agresivo como para asustar a Domingo Cavallo, el defensor de la escuela austriaca espera que Diputados apruebe finalmente el jueves próximo sus primeras leyes. Si el diálogo de Guillermo Francos y Santiago Caputo con la oposición colaboracionista de Silvia Lospenatto, Miguel Angel Pichetto y Rodrigo De Loredo da resultado, el Gobierno intentará sancionar la versión original del paquete fiscal por mayoría simple y tendrá la Ley Bases que reclama el poder económico con las modificaciones del Senado. Este lunes habrá definiciones pero el Gobierno quiere dictaminar el martes y votar el jueves. En la previa, la confianza está del lado de la Casa Rosada y la resignación, en el bloque de Unión por la Patria.

La difusión de supuestas inversiones atadas al régimen de beneficios excepcionales que hicieron desde el sector privado en los últimos días es una muestra explícita del grado de intimidad del gobierno con los dueños de la Argentina. Si en un primer momento el lobby de las grandes empresas fue uno a uno sobre los diputados, ahora la presión es abierta y tiene un límite delgado con la extorsión. Por razones estructurales y responsabilidades propias, a cuarenta años del regreso de la democracia, los representantes del pueblo también resultan sommeliers del ajuste.

El problema para Milei es que si la casta levanta la mano para darle lo que reclama se verá obligado a gobernar. Único en su tipo, el experimento de ultraderecha que lidera el ex economista jefe de Eduardo Eurnekian está emplazado y tiene que tomar definiciones inminentes si pretende despegarse de ese adjetivo que lo persigue desde el inicio: insostenible. Aunque Luis Caputo y sus funcionarios nieguen la devaluación de entre el 30 y el 40% que el staff report del FMI acaba de reclamar por escrito, el problema del financista que la derecha argentina se empeña en poner a gobernar se llama Milei y, sobre todo, Federico Sturzenegger.

El ex jefe de trading del JP Morgan para América Latina y el ex Decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella tienen formaciones antagónicas y se detestan desde hace años, pero su enemistad encuentra razones renovadas porque miran manuales distintos a la hora de definir cuáles ser los próximos pasos del Gobierno.

El académico que fue funcionario de Fernando De la Rua y Mauricio Macri tiene un rol protagónico en el gobierno de La Libertad Avanza desde el minuto cero y su llegada al gabinete ya se parece al cuento del pastorcito mentiroso. Pero Sturzenegger no espera. Para disgusto de Caputo, es el hombre de Milei que viene llevando adelante una negociación paralela con autoridades y economistas cercanos al Fondo que lo conocen desde hace décadas. Más que eso, comparte el ultimátum del organismo de crédito que decidió prestarle a Macri 44 mil millones de dólares, en un acto temerario por el que -salvo la Argentina- nadie pagó costos.