El RIGI y la reforma laboral que exige Amcham son el corazón de la miseria planificada que ejecuta Milei. Aún sin estar completamente operativas, sus consecuencias ya se sienten en la caída del consumo, el desempleo y la recesión que se abaten sobre la Argentina. Buitres al acecho.

Corren días cruciales para el futuro de la Argentina. Y los buitres que revolotean sobre los recursos de la patria lo saben. Por eso salieron a redoblar el lobby privado y público para que Diputados retome la letra original de la Ley Bases, el digesto legal para la entrega que impulsa el Gobierno de Javier Milei.

Sin pudores ni matices, lo expresó fuerte y claro la American Chamber, más conocida como AmCham: “Todavía quedan pendientes reformas integrales y de profunda transformación para hacer de Argentina un país viable», señaló la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, que considera insuficientes la Ley Bases en la versión aprobada por el Senado. En especial los capítulos que refieren a la reforma laboral y el RIGI o régimen de grandes inversiones, patrocinados y escritos por los estudios de abogados que representan a las principales empresas que operan en el país.

Como ocurre con todo lo que refiere al gobierno de Milei, lo que se presenta como novedoso no tiene nada de original. Un artículo de Fernando Alonso en El Destape reveló que las medidas que pide para aplicar la AmCham en Argentina son asimilables al régimen económico que prevalece en el sur de Estados Unidos. Y que convirtió a la zona en la región más atrasada en términos de desarrollo del país.

Un trabajo de Chandra Childers para la Red de Investigación y Análisis Económico (EARN) del Instituto de Política Económica (EPI, por su sigla en inglés) detalló: “Los estados de todo el Sur brindan a las corporaciones subsidios masivos, exenciones fiscales y otros incentivos, como los 1.300 millones de dólares que Carolina del Sur acordó gastar para atraer a Scout Motors o los 1.800 millones de dólares de Georgia en incentivos a Hyundai para que fabrique vehículos eléctricos en el estado”.

Los subsidios a las empresas fueron justificados como un modo de generar empleo e impulsar el crecimiento, pero “los estados del sur se encuentran entre los estados con el producto interno bruto (PIB) más bajo, cuyo crecimiento del empleo va consistentemente por detrás del crecimiento de la población, y que tienen las tasas de participación de la fuerza laboral más bajas de cualquier región”, evaluó la investigación. “Lejos de cumplir sus promesas de abundancia y prosperidad económica compartidas, las políticas ‘favorables a las empresas’ han empobrecido al Sur. El modelo de desarrollo económico del Sur es una característica clave que da forma al bajo desempeño económico de la región”, concluyó Childers.