El avance meticuloso del plan que terminará en la condena ya decidida contra la Vicepresidenta Cristina Kirchner, mediante el show rutilante del fiscal Luciani, jugador de la banda de Los Abrojos y nuevo héroe del dispositivo de poder, sigue apoyándose en el despliegue diario de títulos y «análisis» en los que además se deslizan nuevos diseños para ampliar operaciones durante 2023

Jolgorio mediatico: cumplido otro paso contra Cristina

Por Hugo Muleiro)* Así como el pedido de condena por parte de Luciani fue anticipado hace varios meses en Clarín, La Nación e Infobae, con la «primicia» de párrafos textuales del alegato ahora recitado por el fiscal, la sentencia también es conocida por estos sagaces periodistas así como la fecha probable en que será festejada como «novedad» por la maquinaria mediática que la derecha controla.

Todo está previsto y por lo tanto las y los articulistas de estos medios, con los «especialistas» en temas judiciales como cabecillas, repiten día tras día el guión sobre «pruebas», «evidencias», «hechos comprobados» por Luciani, quien según Morales Solá en la Nación «ingresó en la historia», y otras declaraciones de amor y admiración que harán retorcerse de celos a Extorsionelli.

Este columnista insiste con una maniobra de alcance aún mayor contra Cristina Kirchner: un «mega juicio» contra la Vicepresidenta que reúna todas las acusaciones, y que tome para apuntalar algunas imputaciones elementos desplegados para otras. Esta genialidad procesal, escribió Morales Solá, es del camarista Llorens, otros de los muchachotes que juegan al fútbol en la canchita de Macri.

El dominio y explotación a fondo de gran parte del aparato judicial para aplastar a dirigentes políticos y sociales tuvo en estos días también como blanco a Milagro Sala. Otra vez se usa la figura del arrepentido y otra vez aparece un chofer, aunque todavía faltan cuadernos, o sus fotocopias, lo mismo da. En principio, la maniobra contempla que en los días próximos haya un tercer testimonio, otro «arrepentido», como Lanata anticipó el sábado en Clarín.

Estas maniobras organizadas al detalle comparten esfuerzos editoriales con los reclamos a Sergio Massa para una devaluación que haga explotar los bolsillos de la patronal agraria y para que lance de una vez el ajuste que anunció con esmero el día en que asumió el Ministerio de Economía.

Pagni en La Nación y Van der Kooy en Clarín son los más agresivos, pues lo dan con el crédito inicial ya agotado, en tanto Bonelli, en su panorama del viernes, da cuenta de que en Wall Street hablan de «breve tregua» y, con el clásico ADN mortuorio de los patrones que le dictan párrafos, escribe sobre la «hora señalada» para Massa, emplazamiento que -dice- vence en la primera semana de septiembre. ¿Será el momento de otro golpe de mercado?

También le reprocha la «demora» en la designación del viceministro Rubinstein, una figura que despierta simpatías en estos medios por sus insultos del pasado a Cristina Kirchner y por sus propuestas económicas, que contemplan un ajuste que acentúe los desequilibrios ya dramáticos en la distribución de la riqueza.

Recibió alegres títulos de tapa el embajador Stanley con su intromisión en los asuntos internos, con una «propuesta» política ante la cual, por cierto, Cafierito hizo respetuoso silencio, acaso temblando por la balacera mediática contra los embajadores en Caracas y Pekín por la osadía de criticar las acciones geopolíticas estadounidenses más extremas.

También el gobernador Kicillof tiene su ración: es presentado como una amenaza para el ajuste económico que despliega Massa, por su cercanía con Cristina Kirchner, por los fondos que necesita en la Provincia para contener el padecimiento de millones de personas y, también, por haber designado como ministro de Trabajo a Walter Correa, «una declaración de guerra al sector empresario», escribió Jacquelin en La Nación.

El «factor Kicillof», copió Infobae, un problema para Massa aunque tenga buena relación con él, y que con Correa envió «un mensaje político cifrado». Esa nota incluye casi como confesión no querida el trasfondo de la preocupación del dispositivo derechista: las encuestas para 2023 le dan bien al gobernador.

Hubo en estos medios tonos burlones para la movilización sindical del miércoles 17, apoyados en el diagnóstico de fondo que Pagni expresa como nadie: no hay plata, se acabó la «fantasía populista», es «la hora del ajuste», de ir a fondo, en lo cual publicita que Juntos por el Cambio trabaja en una «reforma laboral», eufemismo sobre el viejo proyecto oligarca de reducir derechos de las y los trabajadores.

Y en esto, otra, vez el impulso criminal: Macri, dice Pagni, piensa que «los sindicalistas son como caballos cuando tienen una lesión incurable: hay que sacrificarlos». El tiro a la cabeza, en suma. Los genocidas del 76 se sentirían reconocidos.