En agosto de 1971 salió a la luz la publicación creada y dirigida por Alberto Cognigni, junto a su esposa Sara Catán. Su hijo contó a LNM los detalles del ideario del gran dibujante.

Oriundo de Bell Ville, Alberto Pío Augusto Cognigni egresó de la Normal, donde fue compañero del recordado periodista Tito Bosch de los SRT, llegando a Córdoba en 1948 para comenzar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes Figueroa Alcorta.

La idea de hacer una revista de humor fue madurando años antes de la primera publicación, cuando Alberto ya venía pensando más bien como un deseo, aunque no se decidía a llevar a cabo el proyecto. En el momento de tomar la decisión, “no tenía mucha idea de que fuera a funcionar y según lo que él pensaba lo más probable sería que durara un par de números. En la carta del editor de la primera publicación anuncia como muy posible que la revista no se vendiera, que no pasara de la edición de algunos pocos números y que después de todo ninguna publicación sobrevivió muchos años en Córdoba”, contó Mariano Cognigni.

Para llevar adelante ese primer número tuvo que salir a convencer a amigos, a caricaturistas, a periodistas y a gente que él conocía que no necesariamente hacían humor y hasta algunos de ellos no habían dibujado de manera pública, y así los convenció y agitó para que se embarcaran en esta propuesta y le acercaran material para publicar. “Han pasado 50 años y me sigo enterando que transitaron decenas y decenas de artistas por las páginas de Hortensia, además de la labor de apoyo incondicional a la Bienal del Humor y la Historieta”, añadió Mariano.

De esta manera, ese primer número salió con autores no profesionales y otros poco conocidos, aunque “sin embargo se convirtió en un éxito realmente inesperado, a tal punto que empezó a tener mayor tirada de ejemplares. Con el tiempo ya dejaba de ser una cuestión de diversión y amor por el dibujo, sino que se les venía el número siguiente, entonces por otro lado llegaba la urgencia de preparar el material para el mes siguiente, y para compensar eso de a poco comenzaron a surgir colaboradores y gente interesada en escribir y publicar en la revista. Todo esto es lo que permitió que empezara a publicarse quincenalmente este producto que había comenzado a diseñarse en el escritorio de mi casa y que inmediatamente creció, con lo cual fue necesario alquilar una oficina”, comentó con nostalgia.

Cuando ya decidieron salir del domicilio de los Cognigni, el imprentero Graziani les prestó un  lugar, con lo que estaba fascinado con tener a todos los dibujantes y humoristas tan cerca.

Un pionero

Los primeros números se publicaron en blanco y negro y “como mi viejo era de ideario socialista y cooperativista, por lo que fue pionero también en formar una cooperativa, además de que no le gustaba que hubiera diferencias tanto en la parte intelectual de la revista como entre los empleados de la imprenta”, sostuvo Cognigni.

De a poco la revista siguió creciendo y el boom fue cuando se logró vender en Buenos Aires con una demanda importante y la editorial funcionaba como una empresa familiar, en una época donde los dibujantes y humoristas no vivían solo del arte, ya que tenían otros trabajos, como por ejemplo en IKA-Renault.

El director firmaba como “El Irresponsable” y editorializaba cada número con una “Carta al que lee” y en el primer número escribió una especie de declaración a la cual mencionó como “propósitos indefinidos”.
En tanto, nadie sabía cuándo aparecía el número siguiente y de hecho la publicidad radial decía solamente: “Atención, apareció Hortensia”.

Asimismo, mucho antes que la Mona Jiménez saludara a los diferentes barrios en sus bailes, a Cognigni se le ocurrió hacer lo mismo con las publicidades radiales: “Atención barrio Alberdi, apareció Hortensia, atención”, y el gobierno de la última dictadura cívico-militar pensó que “estos eran anuncios encriptados que alertaban a la población sobre cuál sería la próxima zona en ser requisada. Mi viejo fue llamado a declarar en varias ocasiones y fue interpelado al respecto”, finalizó Mariano.


Ficha técnica

Directores: Alberto Cognigni (1971-1983); Roberto Di Palma junto a un consejo de dirección (1983-1989).
Origen del nombre: inspirado en “La Papa de Hortensia” sobrenombre que se le dio a una mujer que vendía bulbos de esa planta en la calle y hacía chistes sobre sí misma.
Fechas de publicación: Nº 1, agosto de 1971, al Nº 245, diciembre de 1989.


Un staff único

“Imaginate fueron tantos los artistas que pasaron por Hortensia y muchos surgieron allí, como por ejemplo Fontanarrosa y sus personajes: Inodoro Pereyra, Boogie el Aceitoso, quien además se instaló en Córdoba no solo para trabajar en la revista sino para aprender el humor cordobés”, relata Cognini.

Crist (Cristóbal Reinoso) creó y publicó “García y la Máquina de Hacer Pájaros” en la revista cordobesa y a partir de allí Charly García le puso ese nombre a la banda de rock. Para los artistas jóvenes que comenzaban a surgir por aquellos años era un orgullo que les publicaran un chiste o un dibujo en la revista que ya gozaba de gran prestigio en los ’80.

Hortensia, además, tuvo importantes humoristas como Marcelo Amuchástegui (Don Quitilipe), Miguel Bravo Tedín, Julio Brüner, Julio Chamartín, Aldo Cuel, Geno Díaz, Juan Harczyk (Ian), Antonio Mongiello (Napoleón), Carlos “el Negro” Ortiz, Manuel Peirotti (Peiró), Hermenegildo Sábat, Luis Scafati (Fati), Roberto Ugarte, Edgardo “El Gordo” Oviedo y Cristina Wargon. También el propio Cognigni narró desde el primer número las historias de sus personajes más recordados: Negrazón y Chaveta, que reflejaron el humorismo y el habla popular de Córdoba, además de organizar viajes con los colaboradores para recorrer el país, más por gusto y confraternidad que otra cosa y la versión oficial dice que de allí salía una gran producción de chistes, de relatos e ideas.