Pablo Díaz, recordó la desaparición forzada de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata y que sus compañeros «soñaban con cambiar y transformar la realidad» y reclamó «juicio y castigo a los culpables».

El sobreviviente de la Noche de Los Lápices, Pablo Díaz, recordó este miércoles, a 44 años de la desaparición forzada de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que sus compañeros «soñaban con cambiar y transformar la realidad» y reclamó «juicio y castigo a los culpables».

«Siempre arranco el día pidiendo juicio y castigo a los culpables», aseveró Díaz y destacó que los jóvenes desaparecidos «soñaban con cambiar y transformar la realidad».

La denominada «Noche de los Lápices» ocurrió el 16 de septiembre de 1976, en La Plata y fue una de las acciones más conocidas de los actos de represión cometidos por la última dictadura cívico-militar argentina

Esa noche se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a nueve jóvenes que tenían entre 16 y 18 años, y en su mayoría eran integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y reclamaban por el boleto estudiantil secundario gratuito.

«La mayoría éramos de clase media que descubrimos la pobreza cuando terminamos dando clases de apoyo en los barrios populares y nos nació la sensibilidad social«, acotó Díaz este miércoles en declaraciones a radio Provincia.

«Siempre supimos que las oportunidades están donde se nace pero el que no nace dentro de las oportunidades, el que nace en un barrio popular o una villa miseria enfrenta situaciones conflictivas sociales que tratábamos de cambiar«, dijo.

Para el sobreviviente, «hoy es todo un desorden para mí en la cabeza porque pienso en ellos; tengo la necesidad de consolidarlos en sus sueños y sus ganas, los reconozco en muchos chicos que van a un merendero, a un testeo de la pandemia y los veo en la calle«.

«Yo hice un juramento que iban a salir del Pozo de Banfield, hoy puedo quedarme sentado y ver los homenajes que les hacen en todos lados y la satisfacción de haber entregado mi cuerpo porque no fue fácil», añadió.

Finalmente, expresó: «Me cuesta que haya una banalización de la dictadura, después de los horrores, violaciones, torturas, asesinatos, persecución, me cuesta esa banalización porque creo que está construido en una base social muy fuerte el Nunca Más».

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