Educación, soberanía alimentaria y cuidado de la tierra son otras de las demandas dirigidas a los Estados. Críticas por normativas que no se cumplen.

La «Alianza de Pueblos Originarios del Cono Sur» quedó conformada este miércoles al cabo de un congreso organizado en San Luis que se llevó a cabo a través de plataformas virtuales, con la participación de líderes de 34 pueblos indígenas americanos, que reclaman a los Estados por sus derechos sobre territorios ancestrales.

Los participantes también hicieron reclamos por educación indígena en todos los niveles, soberanía alimentaria y resguardo a los derechos de la naturaleza.

El encuentro, convocado por la organización Huarpe Pynkanta de San Luis, Mendoza y San Juan, reunió durante dos días a «líderes y lideresas, abuelos y abuelas» de distintos pueblos, entre ellos comechingones, diaguitas, kollas, charrúas, guaraníes, mapuches, qom, kunzas, chicha, lules y quechuas, detallaron los organizadores.

Los referentes de pueblos preexistentes acordaron la conformación de una «Alianza de pueblos originarios del Cono Sur».

Esta Alianza prevé avanzar en unidad en el reclamo de políticas públicas que están en las constituciones de países como Argentina, y en normativas vigentes en otros países y «que no se cumplen».

Los temas incluyeron la identidad, las personerías jurídicas, la gestión de los territorios, salud y educación originaria y la necesidad de «respeto, dignidad e igualdad» para los pueblos indígenas de la «América y su nueva humanidad gestante».

La urgencia de crear «una soberanía gubernamental indígena que trabaje a la par con los distintos organismos estatales» fue un pedido recurrente.

«Necesitamos políticas públicas con legislación indígena, gestionadas por indígenas que viven dentro de los territorios y conocen la realidad y necesidades de cada comunidad y de cada pueblo», afirmaron los organizadores.

«Esto ya se ha logrado en Venezuela desde hace 20 años, dónde pueblos como los Wayu y otros cuentan con un Ministerio Indígena, una dirección nacional de complementariedad con la salud, una dirección nacional de Educación Bilingüe y una Universidad Nacional con un centro de investigación Indígena», describió, Yanet Ipuana, desde ese país.

Los incendios en la Yunga salteña y el pedido por el agua de lluvia de Isabel Ramos, del pueblo Koya de Argentina, involucraron a toda la asamblea en un grito ceremonial, mientras que Ciro Choñik, del pueblo Charrúa de Uruguay, pidió «recuperar nuestras ancestralidad y unificarnos espiritualmente como camino a la descolonización».

La aplicación del tratado 169 de la OIT fue el pedido de Franco Gil de Huarpe Pynkanta (Argentina), y desde Ecuador los Kayambi Pastaza reclamaron sancionar las «políticas neoliberales de extractivismo, como la privatización del agua».

La centralidad en el respeto fue de la abuela Margarita, de México, quien se autodefinió como «nativa-natural de la naturaleza» y señaló que «nuestro deber es ser guardianes del planeta», mientras que la Lonko del pueblo Mapuche Juana Vila señaló la necesidad de reclamar reciprocidad en la cultura, el respeto y el reconocimiento territorial porque «somos parte de la naturaleza».