En el primer cuatrimestre, las cerealeras vendieron sólo U$S 5.000 millones, un 16% menos que en 2019.

La liquidación por soja del primer cuatrimestre fue la menor en 13 años. Las cerealeras acopian para especular ante la irresuelta negociación por la crisis de deuda que atraviesa el Gobierno. Este viernes vence el plazo para que Argentina no entre en default, pero el ministro de Economía, Martín Guzmán, especuló con que las conversaciones continúen más allá.

Entre enero y abril, las cerealeras vendieron sólo U$S 5.017 millones por las exportaciones de oleaginosas. Esto representa un 16% menos que los U$S 6.104 millones registrados en el mismo período de 2019. En esa etapa de 2018 habían liquidado en el mercado de cambios U$S 6.057 millones y en 2017 U$S 6.644.

El pico de la década lo marcaron en 2016, poco después de la mega devaluación de Mauricio Macri, con U$S 7.996 millones, según se desprende de la serie armada por el Observatorio de Economía Política del CCC en base a los datos de CIARA-CEC. En el primer cuatrimestre de 2015, último año de Cristina Kirchner, sólo cambiaron U$S 5.633 millones. La liquidación de 2020 fue la menor desde 2007, cuando habían canjeado incluso menos de U$S 5.000 millones, indicó el economista Sergio Chouza.

Una de las primeras medidas de Alberto Fernández fue volver a imponer la obligación de liquidar las divisas de las exportaciones, una de las tantas ventajas que Cambiemos le había entregado a los grupos agropecuarios concentrados. Las cerealeras acostumbran retener soja para especular por el precio del grano y el tipo de cambio oficial, que el Gobierno mantiene en una devaluación continua pero lenta, con el objetivo de que sólo acompañe la inflación, sin una variación real.

La renegociación de la deuda también estuvo entre los primeros anuncios del Frente de Todos, y de su resultado dependen muchas de las variables micro y macroeconómicas. Ante eso, las agroexportadoras minimizaron las liquidaciones de granos para concentrarlas si el dólar se llega a disparar.

De hecho, BlackRock es uno de las principales dueños de Bunge, que se ubica enter las mayores cerealeras del país y del mundo. Posee el equivalente a $ 332 millones en acciones, lo que lo ubica después de Vanguard Group (con $ 542 milones) y Price T Rowe (con $ 533 millones), precisa la base de datos del índice bursátil estadounidense Nasdaq.

Este accionista coincide en estar en el top 10 de bonistas del Estado argentino y uno de los fondos buitre que más presión le ponen a las discusiones de deuda que el Gobierno lleva adelante. BlackRock fue la primera en presentar una propuesta de canje, que se aleja de los objetivos del equipo de Guzmán, y estuvo entre los tres grupos que le entregaron contraofertas el viernes pasado.