Son más de 390 localidades las que en la provincia de Córdoba no presentan ningún caso de Covid-19. ¿Cómo se previene sin la enfermedad al acecho?

Llegando al final de una nueva etapa en el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional para prevenir la expansión del coronavirus, la provincia de Córdoba vive realidades tan distantes como diferentes en sus 26 departamentos y 427 municipios y comunas.

Los casos confirmados hasta el cierre de esta edición se concentran en tan sólo 32 localidades, la mayor parte de ellos en el Gran Córdoba y con los grandes centros urbanos siendo analizados como los espacios con mayor potencial de contagio. 

Esas “zona limpia de virus” son nombradas por la Central de Operaciones de Emergencias (COE) como “zonas blancas”. Hasta el momento, hay 14 departamentos en los que no se han identificado casos: Juárez Celman, Tercero Arriba, Río Primero, Río Segundo, Tulumba, Totoral, Sobremonte, Río Seco, Cruz del Eje, Ischilín, Pocho, Minas, San Alberto y San Javier. 

Endurecen el acceso a las denominadas “zonas blancas”

Lejos de relajarse, las decisiones preventivas del COE se han fortalecido para aquellas regiones en las que el virus parece no haber ingresado. En la semana que pasó, por ejemplo, los cordobeses que regresaron a la provincia tras haberse quedado varados en otras provincias tuvieron prohibido el ingreso y  el tránsito a través de esos departamentos.

En esos casos, de hecho, la Provincia facilitó la posibilidad de alojamiento en dispositivos extra-hospitalarios para aquellas personas que se encuentran cumpliendo cuarentena obligatoria de 14 días todavía fuera de sus casas. Desde este fin de semana, esa restricción sobre los accesos a las “zonas blancas” se profundizará reduciendo el ingreso desde otras regiones tanto como sea posible. 

“Al tener esos controles tan fuertes en los ingresos nosotros estamos evaluando la manera en que vamos flexibilizando algunas actividades”, dice a La Nueva Mañana Claudio Farías.

El intendente de Cruz del Eje está conforme con el trabajo realizado en materia de prevención y reconoce que los vecinos de la localidad del norte cordobés “han tomado conciencia respecto a la necesidad del cuidado”. De todos modos, la preocupación por el futuro de la economía comienza a ganar terreno a la hora de la toma de decisiones.

Hay zonas en las que el acatamiento es prácticamente total y otras en las que se hace más difícil. La situación económica es muy complicada, nosotros reducimos al máximo la actividad entre los empleados públicos pero la realidad de los cuentapropistas, de quienes hacen trabajos de albañilería o de quien corta el pasto, se va a tornar muy compleja”, dice el intendente que, en conjunto con la oposición han arribado a un acuerdo con el centro comercial de la ciudad para habilitar la apertura de la totalidad de los comercios de Cruz del Eje, “siempre respetando los protocolos sanitarios correspondientes”, a partir de una disposición publicada este viernes.

Si bien reconoce que el factor fortuito ocupa un lugar central a la hora de analizar las razones por las que el virus no ha llegado a la localidad que tiene la obligación de gobernar, Marcos Ferrer advierte que “hacer las cosas bien” y cumplir con las normativas generales respecto al aislamiento resulta “central”.

“Nosotros tuvimos suerte”

Entre las ciudades que aún no contabilizan casos, Río Tercero es la más grande y, por ende, la que es analizada con mayor atención a partir del relativo éxito de su proceso preventivo. “Tuvimos una gran suerte porque desde que comenzó la expansión del coronavirus en todo el mundo, volvieron a Río Tercero cerca de 500 personas y ninguna estuvo enferma, algo en lo que tiene mucho que ver con la suerte. Nosotros no somos los mejores de todos porque no tengamos casos ni vamos a ser peores si aparece alguna confirmación”, señala el intendente riotercerense a La Nueva Mañana.

“Aplicamos un buen sistema de monitoreo con las familias que ingresaron desde el exterior y cada una de esas personas cumplieron los 14 días de cuarentena en el modo en que debieron hacerlo”, dice Ferrer, que también destaca los controles en todos los accesos a la ciudad que contemplan chequeos básicos respecto a la temperatura, el control del olfato y los permisos de circulación.

“Todas esas políticas son complementarias a las formas de prevención más elementales que son quedarse en casa, respetar el aislamiento y ser responsables a la hora de tener los recaudos necesarios para cuidarnos a nosotros y los demás”, asegura el radical.

“Intentamos ser tan estrictos como sea posible. Fuimos unas de las primeras ciudades que estableció la obligatoriedad del barbijo y tratamos de controlar que el movimiento en la ciudad sea mínimo. Sabemos también que es difícil porque hay muchas personas que llegan desde pueblos vecinos de modo cotidiano. Ahí es donde intentamos unificar esfuerzos y transmitir un mismo mensaje entre todos los intendentes de la región. Hay gente que está acostumbrada hasta a venir a hacer sus compras a la ciudad. Bueno, no es el momento, tiene que hacerlo en su negocio de cercanía”, describe Ferrer respecto al trabajo conjunto con sus pares de todo el departamento Tercero Arriba.

“El 95% de las personas se está quedando en sus casas”

“Cada pueblo tiene su idiosincrasia y en estas situaciones eso debe ser central a la hora de la toma de decisiones”, asegura Ignacio Silva, el secretario de Gobierno de Monte Maíz, la localidad ubicada en el sudeste provincial, uno de los sectores productivos más importantes de Córdoba, sobre todo en aquellas actividades relacionadas con la producción agroindustrial y agrocomercial.

“Como al pueblo llegan muchos trabajadores desde otras localidades, estamos teniendo un especial cuidado con la gente que llega a desarrollar su actividad, más que en la vida interna en la que identificamos una gran responsabilidad de los vecinos”, advierte.

Con un “horario comercial” extraordinario establecido específicamente desde el momento en que Alberto Fernández decretó el aislamiento, el movimiento de la localidad del departamento Unión que convive con algunos casos (confirmados y en estudio) en los pueblos vecinos “se paraliza” fuera de ese rango temporal. “Obviamente que siempre hay algunas queja, alguna denuncia o algún detenido. Pero hay que decir que el 95% de la gente se está quedando en sus casas de modo muy responsable”, asegura Silva a La Nueva Mañana.

Vale señalar que los tiempos de aislamiento llegan “en medio de la cosecha”, puntualmente en este caso del maíz. “Eso es un condicionante importante a la hora de analizar la forma en que se establecen los controles porque la actividad de los transportistas por estas horas es muy grande”, señala Silva destacando otra de las características que cruzan a aquellas localidades en las que el movimiento alrededor de las actividades esenciales (en esto caso la producción de alimentos) terminan por marcar el pulso del día a día.