El Consejo Consultivo de la Licenciatura en Psicología de la UADE publicó un informe advirtiendo que «el confinamiento trae cambios emocionales».
Las personas deben estar preparadas para «el impacto sobre la salud mental» cuando se levante el aislamiento impuesto desde el 20 de marzo pasado por el Gobierno nacional ante la pandemia de coronavirus ya que «un confinamiento prolongado de más de diez días trae cambios emocionales y de comportamiento», aseguró el Consejo Consultivo de la Licenciatura en Psicología de la UADE.
El documento del Consejo que preside el psicólogo José Abadi, indica que la salida implica “deconstruir” los modos de vida habituales «sin haber construido aún los nuevos».
Entre las conductas que pueden suceder al salir del aislamiento, los psicólogos mencionan las reacciones eufóricas hacia el contacto, las reuniones sociales y el descontrol.
Por el contrario -como se ha visto luego de la epidemia de SARS- muchas personas «desarrollarán una fobia a los espacios públicos y autolimitarán su salida», precisa el documento.
También mencionan la posibilidad de un aumento de los síntomas obsesivos a raíz del «temor al contagio de modo que los rituales de limpieza de la casa y el lavado compulsivo de manos pueden ser frecuentes y, en algunos casos, desmedidos».
Además advierten sobre el aumento del consumo de alcohol, de psicofármacos o de otras sustancias «como una manera distorsionada de anestesiar el dolor emocional».
Indicaron además que también es posible que algunas personas sean estigmatizadas por ser posibles portadoras del virus o que se discrimine a ciertos sectores sociales como responsables de la pandemia.
Pero sin dudas tras el confinamento habrá «nuevos modos de relación» según los psicólogos ya que «la distancia social generará nuevas modalidades de reunión y habrá cambios en las relaciones afectivas que serán puestas en valor nuevamente».
También mencionan los cambios de conducta ya que «viajar, desplazarse, mandar a los niños nuevamente al colegio, ir a comer afuera o ir a un cine serán actividades que se irán retomando gradualmente, tanto por una restricción impuesta como autoimpuesta por el nivel de ansiedad y miedo que suscitan».
Advierten además por conductas «regresivas y caprichosas» en los niños motivados por una posible «angustia de separación».
Precisan que algunas personas «pueden persistir en el tiempo con síntomas de ansiedad, miedo, angustia, depresión e insomnio».
En este aspecto «también pueden aparecer síntomas somáticos como consecuencia de la situación de estrés prolongado (síndrome de intestino irritable, enfermedades cardiovasculares, alopecia y otras enfermedades de la piel, aumento de alergias, enfermedades autoinmunes, entre otras).
En cuanto a lo económico, los psicólogos prevén que a la salida del confinamiento «muchas personas se enfrentarán a la pérdida de sus empleos o de sus negocios, lo cual puede devenir en una fuente de estrés de alto impacto».
Y además advierten por lo dificultoso que será procesar la pérdida de un ser querido «ante la imposibilidad» de haberlo podido ver, lo que produce «una negación de la pérdida que vuelve a este proceso doloroso e incluso pueden surgir resistencias»
Los psicólogos destacan que tras el levantamiento del aislamiento hay que «asomarse de a poco» para poder «reconstruir hábitos cotidianos, salidas, distancia en la calle y en espacios públicos, uso de tapabocas y medidas higiénicas».
Durante el aislamiento hay que «estar cercanos a distancia» ya que «la distancia es física, no social», por lo que recomendaron «estimular la solidaridad y la proximidad afectiva» al tiempo que a través de la tecnología digital se pueden «establecer conversaciones más emocionales, más íntimas y permanecer conectados con las personas de riesgo».
Fuente: Télam