a gestión macrista realizó compras directas, sin pasar por el directorio, y una auditoría los complica.

La nueva gestión al frente de la compañía Arsat investiga contrataciones directas realizadas en 2019 por un total de 300 millones de pesos, aunque estiman que el monto puede ser superior. Algunas son adquisiciones de equipamiento pagadas en una cuenta radicada en Uruguay.

Pablo Tognetti, al frente de Arsat, accedió a un informe preliminar de la auditoría que pone en el ojo del huracán al macrista Raúl Martinez, quien ingresó al directorio de la empresa en agosto de 2017 y tras la renuncia de Rodrigo De Loredo quedó como virtual CEO en 2018. En mayo de ese año, el presidente formal fue Eduardo Hurtado, quien también se fue de la compañía por lo que el hombre en cuestión volvió a dirigirla.

La revisión fue pedida durante el gobierno anterior, así que también llamó la atención del macrismo. Roberto Pérez, entonces director, puso en conocimiento una denuncia que recibió el 2 de diciembre por compras de equipamiento pagadas en una cuenta en Uruguay y contrataciones directas que, sólo en el último año de macrismo, llegaban a los 300 millones de pesos.

Según publicó Página 12, hay varias contrataciones en la mira. La de la denuncia recibida por Pérez está relacionada con una mejora en la red y control de acceso ante el incremento del tráfico. Para ello, se contrató a Huawei, cuyo partner oficial es la empresa Daxa Argentina, del ex dirigente de Boca durante la gestión de Mauricio Macri, José Requejo.

Para perfeccionar el control de acceso a la red también se contrató a Cisco, cuyo socio es Distecna, con una filial en Uruguay, que recibió un desembolso de dos millones de dólares. Sin embargo, la compra pudo haber sido en partes para evitar pasar por una reunión de directorio de Arsat.

En la auditoría figuran la construcción de un helipuerto que no se usó, mejoras en el predio y la impresión de un libro que resume la gestión de Martínez en la empresa.

Pero también analizan un acuerdo hecho con Hughes para dar internet satelital en la zona de la cordillera. Si bien el directorio había aprobado acuerdos en este sentido, Martínez avanzó sin consultarlo y presentó una propuesta ante el Enacom, que regula las telecomunicaciones, para proveer este servicio a quienes no tienen cobertura terrestre.

Para lograrlo se iban a usar recursos del Fondo Fiduciario del Servicio Universal, pero la compañía estatal no cuenta con capacidad HTS en su flota, porque la construcción del Arsat 3 fue suspendida por el macrismo.

Así, contrataron a Hughes. En una primera instancia se pidió mejorar el Sistema Satelital Argentino al incorporar el satélite canadiense Telesat, cuyo servicio de banda Ka es dado por la empresa en cuestión. Esto fue aprobado por el gobierno y se adquirieron 6000 antenas ante el compromiso de Arsat de dar el equipamiento necesario para establecer radioenlaces satelitales que permitan conectarlas.

Sin embargo, se objeta que no se realizaron relevamientos sobre la cantidad de usuarios que demandaban el servicio ni cuántos estaban en condiciones de pagarlo. O sea, se lanzaron a una pileta sin saber si estaba llena o vacía.