Al cumplirse una década del fallecimiento de la gran cantora argentina, La Nueva Mañana conversó con su biógrafo, Rodolfo Braceli.

El 4 de octubre de 2009 nos dejaba la artista mayúscula de nuestro canto. La noticia atravesó rápidamente las fronteras y el mundo lloró su partida. A su despedida, en el Congreso de la Nación, acudió una multitud acongojada. La Nueva Mañana entrevistó a quien fue su biógrafo autorizado, el autor de Mercedes/La Negra, Rodolfo Braceli.

-¿Cómo conoció a Mercedes?

-En los 60, en Mendoza. Entonces compartía inquietudes similares con aquel grupo de artistas e intelectuales que forjaron “El nuevo cancionero”.

-¿Qué recuerda de aquella joven tucumana?

-Destacaba una mujer entre tantos hombres con un compromiso firme con el movimiento artístico que se estaba gestando. Ella llegó a Mendoza con Oscar Matus, su primer marido, y vivieron en pensiones hasta que Armando Tejada Gómez les prestó una pieza. A ella le brotaba la felicidad en su rostro. Luego me reconocería que fue el período más feliz de su vida. Yo era periodista y la entrevisté unas 15 veces por entonces. Después, cuando Matus la dejó, se fue a Buenos Aires, en 1965.

-Pero conservó el vínculo…

-Con ella siempre fuimos próximos. Hubo períodos de mayor acercamiento y algunos de distanciamiento. Pero el afecto permaneció inalterable.

-¿Cómo surgió la idea de la biografía?

-Ella no quiso impostar una escritora que no era y decidió confiarme la labor. Ahora el tipo de escritura de su biografía fue ocurrencia mía y a ella le pareció bien.

-Un método nada tradicional… Se transcriben charlas y divagues

-Porque yo quise que, más que leerse, el libro se escuchara; que se escuchara la voz de ella. Parece que dio resultado, al menos para Liliana Herrero… Ella dijo que a través del libro se logra escuchar la voz de la Negra en presente, nítida y verdadera. ¡No es poco!

Mendoza, 09-09-16. La vicegobernadora a cargo de la Gobernación, Laura Montero, el secretario de Cultura, Diego Gareca, junto a el escritor Rodolfo Braceli y la actriz Luisa Kuliok, participaron del acto de apertura de la Feria del Libro 2016.

La Marta que fue Mercedes (Tucumán)

-¿Cómo es lo del nombre?

-Se iba a llamar Marta pero el padre se olvidó del nombre y la anotó Mercedes. Entonces para su madre y su familia nunca dejó de ser Marta.

-¿Cómo recordaba Marta su infancia?

-Vamos con palabras asociadas: Amor-Inmenso. Pobreza-Mucha. Resentimiento-Cero. Amaba infinitamente a sus padres y a sus hermanos.

-¿Ya cantaba?

-Sí, pero a los padres no les gustaba nada. Su madre me decía: Yo no quiero que cante, sufre mucho la Marta cuando está lejos… Cuando Mercedes se presentó a un concurso en la radio (y lo ganó) en su casa en lugar de felicitaciones se ligó un reto de su padre: Qué es eso de andar cantando… una señorita decente no hace eso… Mercedes decía que ella no aspiraba a ser cantora… que soñaba ser como su mamá….

Todas las voces todas (Mendoza)

-Mercedes y el nuevo cancionero…

-Lo asumió con gran entusiasmo. Estaba un poco cansada de transitar el cancionero tradicional y la inquietud estética la movilizó. Siempre entró a las canciones por su música, después le llegaba la poesía. Entonces todos aquellos actos de arrojo artístico por parte los nuevos compositores la deslumbraron y conmovieron. Esos años forjaron su vida personal y su actitud artística.

-¿Por qué se fue?

-Una amiga, Iverna Codina, siempre la alentaba a que desplegara sus virtudes en Buenos Aires. Cuando Matus la dejó se decidió. Fue en 1965. El año que se consagró en Cosquín.

-Con la presentación por parte de Cafrune…

-Claro. Su presencia como mujer en el escenario fue un hecho disruptivo. Pero triunfó desde la primera canción. Esa actuación le abrió las puertas al reconocimiento general.

Buenos Aires, éxito, compañero, soledad y persecución

-La gran ciudad, ¿cómo la recibió?

-Feo. No la aceptaban en pensiones por tener un hijo ella sola. Después conoció a Pocho Mazziteli, formaron pareja y recuperó la felicidad de un hogar. Ahora, en lo artístico fue la expansión desmesurada del desarrollo de su talento. Comenzó a grabar y a actuar asiduamente. Su reconocimiento atravesó todas las fronteras regionales del país y llegó hasta el extranjero. Fueron años de una gran intensidad en todos los aspectos. Por ejemplo en el político. Mercedes fue víctima de persecución ideológica por decir que era comunista. Ella no se quería ir. Pero luego de fallecer Pocho (1978) y de que le interrumpieran un recital con detenciones y cacheo personal, decidió partir.

París-Madrid. Exilio

-Tener que dejar su tierra…

-Fue terrible. Ella, lejos de aquí, no se sentía ella. La distancia con su familia la entristecía a más no poder. Se rodeó de amigos víctimas de mismo padecimiento, la pasó muy mal. Pero su arte experimentó una proyección geométrica en cuanto a la difusión. Ya era una gran voz argentina. Pero desde el exilio comenzó a instalarse como la gran voz de Latinoamérica.

Retorno (1983) – Tango y rock.

-¿Cómo volvió ella interiormente?

-Alegre, artísticamente madura y cívicamente decidida a participar activamente en el proceso democrático naciente.

-Se notó una evolución en cuanto al repertorio…

-Totalmente. Ella ya había agregado canciones brasileñas (de Milton, de Chico, etc.) pero en ese momento incorporó al tango y al rock nacional. Los tangueros de vanguardia la respetaron, pero los jóvenes del rock la amaron. Charly, León y todo ese grupo sirvieron como fuente del cariño que ella siempre necesitó.

Mercedes mujer- cultura y política

-¿Cuál era la visión de ella respecto del rol de la mujer?

-En la región en que nació se intentaba opacar las cualidades de la mujer. Pero tenía una convicción muy férrea respecto su destino. Asumió la crianza de su hijo sola. Asumió una posición política incómoda y peligrosa. Y asumió, además de ser la voz de Latinoamérica, ser la vocera de las voces femeninas en el continente. Reivindicó a la mujer en sus discos y organizó conciertos en los que convocó a la gran mayoría de las cantoras latinoamericanas.

-¿Pañuelo verde o pañuelo azul?

-Verde hasta que duela. Ella asumió, con padecimiento, más de un aborto (duele como un parto pero te vas sin el hijo, decía…) Ella argumentaba con enojo: Yo sufrí no tener donde vivir porque las pensiones no me aceptaban con un hijo, yo he visto cómo niñas paren hijos destinados a morirse de hambre, y he visto cómo a nadie le importa los destinos de esa muchacha y de esa criatura. ¡Hipócritas! Fingen interés por una falsa moral y condenan a esa gente. ¡Que se vayan a la “putaquepario!”

La soledad, la vida y la muerte

-Mujer y sola…

-Uh, eso lo sufría. ¿Sabe que me decía? Mirá las llaves que tengo…¡un montón! ¿Sabés qué significa?… que no tengo nadie que me abra una puerta. Y otras veces: Rodolfo…mi cama es inmensa, tengo un océano de cama… Sufría mucho.

-Y a la muerte, ¿cómo la asumía Mercedes?

-Amaba la vida. Odiaba con toda el alma a la muerte: es un desastre para el que se va y para los que se quedan, se quejaba… Bromeaba con eso a veces. Una vez me llamó a las cuatro de la mañana y me dijo: Tengo el epitafio… yo le pregunté cuál: “Hasta mañana”, me dijo y colgó… En otra oportunidad me dio otro: “Nunca fui feliz, menos ahora”.