Por Vanina Panero 

En medio de una cuenca netamente agrícola- ganadera, una familia apuesta a la producción avícola para diversificar los ingresos y a su vez, agregar valor a la producción.

En un campo ubicado en Colonia Udine, a 12 kilómetros al sur del pueblo, los Porchetto destinan unas 200 hectáreas para sus gallinas ponedoras, que alojadas en un galpón automatizado producen alrededor de 18.000 huevos diarios.

Se trata de Rafael Porchetto (74) y sus hijos, Pablo (37) y Emanuel (31), quienes ante el aumento de los costos en la producción agropecuaria buscaron una alternativa poco convencional para la región.

La empresa familiar nació en 2015 con el objetivo de diversificar la producción en la que predominaba la agricultura y en menor escala, la ganadería. Comenzaron con 7.000 gallinas ponedoras y dos años más tarde, lograron triplicar la producción de la mano de la automatización que hoy les permite obtener hasta 20.000 huevos diarios con 25.000 aves en producción.

Para ello, fue necesaria una inversión millonaria en un galpón de origen alemán que proporciona el alimento, climatiza y recolecta los huevos de manera automática, convirtiéndose en un «modelo» para la región.

Con el firme objetivo de seguir creciendo y agregar valor a la producción, los Porchetto planean contar, antes de fin de año con 45.000 aves, lo que demandará de un nuevo galpón con esta tecnología y les permitirá entonces duplicar la producción ovípara.

Más a largo plazo (estiman en 2020), la idea es seguir expandiendo el negocio y alcanzar las 60.000, y por qué no 80.000 gallinas, por lo que podrían pensar en un tercer galpón y la posibilidad de transformar el producto final en huevo líquido o huevo en polvo, para el mercado de exportación.

 

 

 

Unas 25.000 aves en producción permiten obtener hasta 20.000 huevos por día

 

«Es una de las cadenas más eficientes y sin intermediarios»

Emanuel, el menor de los Porchetto, es ingeniero agrónomo y junto a su hermano Pablo se encargan de la granja avícola. Mientras que su padre, Rafael (también conocido en el pueblo por haber sido intendente en 1983), se ocupa de otras actividades del campo.

Consultado sobre la iniciativa, el joven profesional explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO que «apuntamos a las ponedoras porque tenemos la materia prima (alimento) que producimos en el campo y por la eficiencia de conversión de alimento en producto final».

Porchetto precisó que cada gallina ponedora consume 100 gramos de alimento por día, lo que transforma en un huevo de 70 gramos.

 «Es una de las cadenas más eficientes y más cortas porque se logra un producto final sin intermediarios, a diferencia del negocio de la carne o la leche», reconoció.

Asimismo, dijo que «generar valor agregado en origen es una tendencia en cualquier tipo de actividad, teniendo en cuenta que el costo de los fletes impacta cada vez más en el negocio agrícola y ganadero».

 

 

Duplicar la producción antes de fin de año

Acerca de los inicios del emprendimiento, Emanuel contó que «comenzamos en 2015 con un galpón convencional y 7.000 ponedoras. A comienzos del 2017 compramos un galpón automático en Alemania donde hoy tenemos alrededor de 25.000 aves en producción».

La automatización fue clave para el crecimiento y lo seguirá siendo de cara al futuro para duplicar la producción. En esta senda, planean sumar en septiembre un segundo galpón con 20.000 ponedoras más alcanzando así las 45.000 aves en producción.

«En el año hay que tratar de mantener el 80 % de postura para que el negocio sea rentable, por lo que apuntamos a un nuevo objetivo: duplicar la producción de huevos», ratificó el menor de los Porchetto.

 

 

 

Los Porchetto, dos generaciones que apuestan por una alternativa a la agricultura en la región 

 

Poca mano de obra

Además, el joven productor contó que para este tipo de sistemas se requiere muy poca mano de obra, siendo que una persona, trabajando ocho horas, puede controlar un galpón de hasta 50.000 aves.

 

 

 

El proyecto de exportar huevo en polvo

El progreso no tiene techo para los Porchetto que sueñan a largo plazo con alcanzar las 80.000 gallinas y así darle un nuevo rumbo a la producción convirtiendo el producto final en huevo líquido o en polvo.

«Son alternativas que analizaremos llegado el momento en que alcancemos ese número», aclaró Emanuel.

Acotó que «la del huevo líquido es una alternativa muy viable; creemos que va a tomar mayor difusión en el mercado interno, mientras que el huevo en polvo sería para exportación ya que se usa muy poco en nuestro país».

Cabe señalar que actualmente, el 90 % de la producción de huevos se destina al Mercado Abasto de Córdoba.

 

 

De la gallina al huevo

En la granja de los Porchetto no se crían las gallinas, sino que las compran. Las aves llegan al establecimiento de Chipión con 16 semanas de vida, y un mes después comienzan a producir.

Las aves ponen un huevo cada 26 horas, alrededor de 300 al año. Para ello deben tener la alimentación correspondiente que se compone de energía, proteína y fibra, a través de maíz, expeller soja y afrechillo de trigo, a lo que se suma un suplemento vitamínico mineral, de lo cual se encarga el propio galpón automático.

«A través de un programa en una computadora, podemos elegir la cantidad de veces que uno quiere que las gallinas coman; el mecanismo para que tomen agua también es automático», sostuvo Emanuel.

«Si la gallina no está bien alimentada nutricionalmente, no pone el huevo», aclaró.  Las aves están en jaulas distribuidas en dos filas de cuatro pisos. En cada fila entran 10.000 aves.

 

 

Todos está automatizado

La recolección del huevo también es automática. «El huevo sale del galpón mediante cintas transportadoras hacia una pieza de depósito donde se los clasifica por peso (que varía con la edad de la gallina) y lo coloca en el maplet», precisó Porchetto.

Asimismo, dijo que «el galpón está climatizado prácticamente todos los días del año. Se busca mantener una temperatura estándar que ronda los 20 grados».

Las gallinas están un año y medio en producción y una vez que registran bajo porcentaje de postura de huevos, se envían a frigorífico para su faena y se vuelve a reponer el plantel.

Entre las ventajas de este galpón se encuentra además la limpieza del guano (desecho de las ponedoras), que también es automática. Se hace día por medio, y demanda de unos 40 minutos. Ese desecho es extraído del galpón mediante cintas transportadoras, que luego cargan en un carro distribuidor de enmiendas orgánicas y se usa como abono para el mismo campo.