La política económica de Macri lo consiguió. El desempleo está en su nivel más alto en trece años: el 10,1%, que significa 2.133.000 personas. A ello se suma la trepada de la subocupación que saltó al 11,8%. La crisis dio de lleno en la industria, la construcción y el comercio.

El desempleo de la era Macri tocó oficialmente los dos dígitos y es el más alto de los últimos trece años. La tasa de desocupación urbana del primer trimestre se ubicó en 10,1 por ciento, lo que implica una suba de un punto porcentual respecto de igual período del año pasado (9,1 por ciento). También aumentó un punto frente al último trimestre de 2018, informó el Indec. Se trata de la mayor cifra desde el tercer trimestre de 2006 (10,2 por ciento). El informe oficial del mercado laboral recoge así el resultado de los diarios anuncios de cierre de pequeñas y grandes empresas en todo el país. En los 31 aglomerados urbanos medidos por el Indec se generaron 155.000 desocupados respecto de igual período del año pasado, para alcanzar a 1.183.000 en esos distritos. En subocupados la cifra creció en 296.000, a 1.562.000 trabajadores de medio tiempo. Desde que asumió el actual gobierno y tras el apagón estadístico que llevó a cabo al inicio de su gestión hasta mediados de 2016, el nivel de desempleo casi se duplicó, al pasar de 5,9 por ciento del tercer trimestre de 2015 hasta ubicarse en el 10,1 por ciento actual.

Si se extrapolan los datos del relevamiento oficial en 31 ciudades a toda la población activa del país, el número de desempleados creció en 242.000 personas, hasta llegar a 2.133.000 desocupados. La crisis afectó el empleo en construcción, industria y comercio, los pilares de cualquier economía sana. El ritmo acelerado de quiebras en el segmento de la pequeña y mediana empresa, principal empleador privado, al que se suma la situación de grandes compañías, desde Loma Negra a la trasnacional Puma, por mencionar ejemplos recientes, se refleja en el menor número de puestos. “Los desocupados provenientes de la construcción y del comercio pasan, en cada caso, a representar el 20,3 y el 17,1 por ciento del total de desocupados del trimestre”, explica el informe del Indec.

Pese a que el Gobierno insiste en inocular el mensaje de que la crisis económica tocó fondo, las cifras oficiales dan cuenta que todavía no se conoce el efecto completo de las políticas implementadas por Cambiemos. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aseguró que hay creación neta de emprendimientos y puestos de trabajo. Sin embargo, el Indec volvió a marcar un fuerte deterioro de los indicadores laborales, que se ubican en su peor momento en 12 años. El resultado responde a que la población económica activa (que ingresa al mercado laboral) aumentó en 353.000 personas, pero la cantidad de ocupados creció en 198.000 puestos. Esto implica que casi la mitad de los que intentaron buscar trabajo no lo lograran, a lo que se suma la destrucción de puestos derivada de la caída de la actividad.

Esta menor absorción de puestos explica que en los jóvenes la situación laboral sea todavía peor. La tasa de desempleo en las mujeres de entre 14 y 29 años se ubicó en un desolador 23,1 por ciento, 2,2 puntos más que un año atrás. Los varones en el mismo rango etario tienen un desempleo de 18,5 por ciento, 3,2 puntos más que doce meses atrás. Otro indicador de relevancia fue el crecimiento del empleo no registrado, el cual alcanzó la cifra de 35 por ciento, 1,1 puntos más respecto del 33,9 por ciento que exhibía en igual trimestre de 2018.

En un proceso de marcada contracción del poder adquisitivo de los ingresos y de destrucción de trabajo registrado, las personas inactivas se incorporaron al mercado de trabajo con el objetivo de atenuar los efectos de la crisis en la economía familiar. Esto explica que la tasa de actividad avanzara de 0,3 puntos en el primer trimestre, al 47 por ciento, contra el 46,7 de un año antes. Parte de estos nuevos trabajadores y de aquellos que perdieron sus puestos formales, acceden a empleos precarios, que sirven de refugio acotado para enfrentar el contexto adverso. La fuerte expansión del empleo no registrado y del trabajo por cuenta propia en el último año se vincularía con este fenómeno.

Por rama de actividad, el desempleo más elevado se da en comercio, a partir del cierre de negocios ante el congelamiento del consumo por la pérdida de poder adquisitivo. El cierre de locales explica que la desocupación en ese segmento se ubique en 18,3 por ciento, 0,3 puntos por encima de igual trimestre del año pasado. El conglomerado industrial es el segundo con más alto desempleo, con el 11,3 por ciento, levemente por debajo del 11,7 de un año atrás. En servicios financieros y alquiler, donde repercute el cierre de inmobiliarias (sólo 900 en región AMBA), el desempleo ascendió en el primer trimestre a 11,3 por ciento, 0,6 puntos más que un año atrás. En construcción, se mantuvo en 8,6 por ciento, igual que el registro de un año atrás.

La subocupación, derivada de la caída de la actividad y de la decisión de las empresas de suspender personal y reducir horas, creció de manera significativa en dos puntos porcentuales, a 11,8 por ciento, respecto de igual trimestre de 2018 (9,8 por ciento). “El aumento registrado en la tasa de desocupación reviste significancia estadística tanto en la comparación con el trimestre anterior como en la comparación con el primer trimestre de 2018”, reconoce el Indec. Los desocupados que llevan menos de un mes de búsqueda labora crecen en 3,8 puntos, mientras que los desempleados con un plazo superior a un año caen en 8 puntos al 31,3 por ciento. En tanto, continúa el empleo precarizado. El nivel de empleo no registrado o informal, el cual alcanzó la cifra de 35 por ciento, avanzó 1,1 puntos respecto del 33,9 por ciento que exhibía en el mismo trimestre de 2018.