Se trata de una red dedicada a la faena y distribución, que lavaba los animales, les aplicaban sustancias para adulterar el color y evitar la descomposición.

Al menos cinco serán los imputados tras los nueve allanamientos que el viernes último Gendarmería Nacional realizó en San Francisco, Frontera (Santa Fe) y Colonia San Pedro, al norte del departamento San Justo, operativos en los cuales se secuestraron casi tres toneladas de carne en mal estado.

Está previsto que en los próximos días estas personas sean llamadas a prestar declaración indagatoria y allí se conocerá qué imputación les corresponde. La investigación comenzó hace dos meses, según precisó La Voz de San Justo.

A estas personas se las investiga como presuntos infractores a los artículos 200 y 201 del Código Penal que se refiere al delito de envenenamiento del agua y adulteración de alimentos, que contempla una pena que va de los tres a los diez años de prisión.

El caso

Los allanamientos que Gendarmería realizó de forma simultánea permitieron decomisar 2.771 kilos de carne de origen animal en avanzado estado de descomposición no apta para consumo, informaron fuentes oficiales, no obstante, no dieron a conocer el nombre de los locales.

El origen de la carne, era el 90% de animales muertos y el 10% de aquellos que se encontraban enfermos. El operativo fue ordenado por el Juzgado Federal de San Francisco en coordinación con el Juzgado Federal de Rafaela y contó con el apoyo de integrantes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Sensa), Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba y Bromatología municipal.

De acuerdo a lo informado, las más de dos toneladas de productos cárnicos incautados estaban contaminados con químicos, no se podía garantizar su origen y carecían de todo tipo de la documentación de amparo sanitario. Se extrajeron muestras que determinaron la prohibición de consumo.

Se trata de una red dedicada a la faena y distribución, que lavaba los animales, les aplicaban sustancias para adulterar el color y evitar la descomposición de los diferentes cortes que luego eran comercializados en carnicerías.

Los gendarmes también secuestraron armas de fuego, municiones de diferentes calibres, computadoras, dispositivos móviles, vehículos, dinero en efectivo, freezers y caja de transporte empleada para depósito y documentación de interés a la causa.

Se labraron las actuaciones, se clausuraron los comercios, se decomisó la carne contaminada y se procedió a la destrucción para evitar riesgos en el consumo que ponga en peligro la salud pública.