Después de entregarse ante el tribunal de Ramos Padilla, el espía reveló como funcionaba el entramado de inteligencia y extorsión que llevaba adelante el grupo de tareas en el que también estaba Marcelo D´Alessio. El hecho más grave es que nombró al ministro de Justicia como partícipe de la declaración de Leonardo Fariña como arrepentido desnudando el rol del Poder Ejecutivo.

El espía Rolando «Rolo» Barreiro se entregó a comienzos del último fin de semana ante las autoridades judiciales de Dolores donde se había librado el pedido de captura para quien estaba prófugo. Después de hablar largo y tendido durante el sábado y el domingo, el agente de inteligencia pidió que se le tome declaración como arrepentido pero el fiscal Curi, que sigue respondiendo a Comodoro Py, puso una serie de exgencias que complican su realización.

Es que el fiscal sostiene que para que Barreiro declare como arrepentido se deben cumplir tres requisitos: que el juez resuelva la incompetencia tal como lo pide el fiscal Carlos Stornelli, cosa que no tiene que ver con el imputado ya que Ramos Padilla sigue siendo competente, que Macri autorice explícitamente a levantarse el secreto de inteligencia y que pueda acceder al total de las puebas que tiene el juez de Dolores, esas que Bonadio quiere en forma desesperada para encubrir a su amigo.

Pero como bien relató el diario Página 12, la propia defensa de Barreiro dijo que el espía revelaba hechos posteriores a su abandono de la AFI y que en datos puntuales que tienen que ver con la central de espías se podía pedir el levantamiento de secreto. También la defensa de Barreiro sostuvo que todas las partes tienen acceso a la prueba que ya está concluida y por supuesto que hay pericias que se están haciendo.

Una de las tareas de inteligencia paralela y extorsión que realizó Barreiro en este grupo inorgánico de la AFI pero que según el testimonio del agente se involucró a altos dirigentes de la agencia de inteligencia. “Terminamos haciendo cualquier cosa y haciendo cosas para cualquiera”, declaró sobre las tareas definidas que tenían estos grupos para llevar adelante tareas de espionaje.

Pero otro de los casos más resonantes que escuchó con atención el juez Ramos Padilla remite a la extorsión aplicada a la abogada de Leonardo Fariña, Giselle Robles. No solo fue víctima del seguimiento de los agentes, sino que le intentaron robar el auto Audi A1 en dos ocasiones. El dato es que sabían que se lo había dado Fariña como parte de pago por la defensa, y al estar flojo de papeles aún no pertenecía legalmente a la letrada por lo que querían quedarse con el vehículo.

La extorsión y amenazas surgieron por la presencia de Robles en una reunión que expone el rol del Poder Ejecutivo en el entramado de inteligencia a función del Poder Judicial. En el año 2016 la abogada participó de una reunión entre su cliente y el ministro de Justicia Germán Garavano quien pedía a Fariña datos para involucrar a Cristina Fernández de Kirchner en las causas que afrontaba Lázaro Báez.

El funcionario de Mauricio Macri le prometió a Fariña sacar del medio a una serie de jueces y camaristas que podrían perjudicar su situación. Según el periodista Raúl Kollmann uno de los nombres que giró en dicho encuentro fue el del juez Carlos Rozansky como uno de los que debía ser apartado.

Y no es todo, en sus primeros dos días de declaración – seguirá este lunes desde las 9- «Rolo» apuntó a un juez de Comodoro Py que, a través de una operadora, le mandaba empresarios a D’Alessio para concretar una coacción. También hay referencias a que la banda de la AFI y del falso abogado trabajó para un senador nacional con el argumento de que dirigentes de otra fuerza política estaban involucrados en casos de narcotráfico.