Hace mucho tiempo, dos humanos de diferentes continentes se conocieron en una cueva en Rusia y, producto de esa relación, nació el primer ser humano descendiente de disímiles especies. La investigación arroja nuevos datos sobre la procedencia de nuestra raza.

Una novedosa investigación fue publicada en la revista ‘Nature’, donde se ofrece una nueva perspectiva sobre las vidas de nuestros parientes humanos más cercanos.

Un grupo de científicos encontraron los restos fósiles del primer ser humano que nació por parte de dos especies diferentes: una madre neandertal y un padre denisovano.

Los neandertales y los denisovanos eran humanos como nosotros, pero pertenecían a distintas especies. Y hace 50 mil años hubo un encuentro histórico.

“Sabíamos de estudios anteriores que los neandertales y los denisovanos debieron tener hijos en ocasiones“, dijo Viviane Slon, investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, «pero nunca imaginé que seríamos tan afortunados como para encontrar a un descendiente de ambos grupos”, dijo.

Esto demuestra que los neandertales migraron entre Asia y Europa occidental y oriental, decenas de miles de años antes de que perecieran. Los estudios genéticos también revelaron que el padre denisovano tuvo al menos un ancestro neandertal en su árbol familiar.