La combinación del kirchnerismo y macrismo ha vaciado al Banco Central. A punto que a diciembre de 2017 su capital se redujo al equivalente de solo 402 millones de dólares, cuando al principio del 2016 era 13.586 millones. La fuga de divisas y el pago de la deuda externa con las reservas del BCRA, compradas con la bicicleta de las Lebac durante el kirchnerismo, fueron las principales causas de este vaciamiento. Que se agravó sustancialmente con la fuga de divisas y el festival de las Lebac que organizó el macrismo, para poder salir del cepo atrayendo divisas hotmoney, a cambio de pagar altísimos intereses en pesos. Por eso fue despedido su ex presidente Federico Sturzenegger y hoy está virtualmente intervenido por el FMI.
Por Javier Llorens – 28/7/18
Finalmente días pasados, con un enorme atraso, el Banco Central publicó su balance correspondiente al ejercicio del año 2017. El que no lleva la firma de su ex presidente Federico Sturzenegger, porque de haberlo hecho a la par debería haberse entregado en manos de la policía, para que lo procesen penalmente por el feroz vaciamiento que hizo del banco.
El balance lleva la firma de su flamante presidente Luis “Toto” Caputo, y sus catastróficos números lindantes con el crac de dicho banco son un cúmulo de sorpresas. Comenzando por la nula repercusión pública que ha tenido un asunto de tanta trascendencia, brindando así otra muestra de la degradación imparable de la élite argentina.
El estrago monetario macrista
Sus desastrosos números revelan en esencia dos cosas. Una son las enormes pérdidas que originó el pago de los intereses de las Lebac, cuyo monto bruto trepó nada menos que a 233 mil millones de pesos en el año 217, y 163 mil millones en el año 2016. Totalizando así una suma de intereses perdidos de 396 mil millones de pesos. Equivalente a 22.718 millones de dólarescon la paridad existente al cierre de cada ejercicio. A razón de 448 millones de pesos o 28 millones de dólares por día en el año 2016. Y 638 millones de pesos o 34 millones de dólares por día en el año 2017.
Esas sumas exorbitantes fueron compensadas en parte, gracias a las sucesivas devaluaciones, con las ganancias contables que obtiene el banco por sus acreencias nominadas en dólares. Consistentes gran parte de ellas en letras y títulos emitidos por el Tesoro, que actualmente totalizan un pagadios de 61 mil millones de dólares. Que resultan incobrables, pero que con cada devaluación supuestamente valen cada vez más en pesos. Lo que a su vez le permitía al BCRA girar cuantiosos fondos al Tesoro, bajo el título de utilidades obtenidas de esa manera.
Así en los dos años del macrismo, esta ganancia contable trepó a 349 mil millones de pesos, equivalente a 19.987 millones de dólares a la cotización de cierre de cada ejercicio. Lo que representa una ganancia cambiaria diaria, a costa de la penuria que cada devaluación del peso trae a los argentinos, de 377 millones de pesos o 24 millones de dólares por día en el 2016. Y 581 millones de pesos o 31 millones por día en el 2017.
El estrago monetario kirchnerista
La otra gran pérdida en el balance del 2017, es el revaluó negativo de las Letras Intransferibles que durante el kirchnerismo el Tesoro le encajó al Banco Central, a cambio de sus reservas de divisas. A las que uso para el pago de la deuda externa y la ampliación de la cuota del FMI. Lo cual según el último balance, reportó un ajuste negativo de 144 mil millones de pesos, equivalente a 7.670 millones de dólares.
En lo que se revela como un dibujo contable para equilibrar el monto de las Letras Intransferibles en dólares, cuyo monto ajustado de esa manera bajó al orden de los 34 mil millones de dólares. Con el monto de las Lebac en pesos, cuyo equivalente en dólares se licuó ostensiblemente con las macro devaluaciones ocurridas en el corriente año, y actualmente tiene un monto en dólares similar. Para así poder cancelar el Banco Central las Lebac, con el rescate anticipado de las Letras Intransferibles por parte del Tesoro, al que se comprometió el Gobierno con el FMI.
De esa manera el flamante presidente del Banco Central Luis “Toto” Caputo, firmó el balance correspondiente al año 2017, reportando que el Patrimonio Neto del Banco había caído de 177 mil millones de pesos a principios del 2016, a solo 7.542 millones a fines del 2017. Lo que representa una pérdida de 169 mil millones de pesos, o sea el 94 % del mismo.
Si el cálculo se hace en su equivalente en dólares, el Patrimonio Neto del banco pasó de 13.586 millones a principios del ejercicio del 2016, a 402 millones a fines del 2017. Con una pérdida del 97 % del mismo, equivalente a 13.184 millones de dólares. Representando esto un nivel once veces inferior al mínimo histórico de 4.611 millones de dólares registrado en el año 2003, como se puede apreciar en el gráfico de la portada.
Al respecto se considera que una entidad financiera debe tener una responsabilidad patrimonial o proporción del Patrimonio Neto con sus Activos, del orden del 10 %. Pero el balance emitido por “Toto” Caputo, como si fuera una cruel burla a los argentinos, revela que ante los 3,07 billones de pesos que supuestamente el BCRA tiene como activos, su responsabilidad patrimonial es del 0,25 %. O sea cuarenta veces menor al estándar exigido.
Munido con solo esas hojas del balance del Banco Central, cualquier ciudadano estaría autorizado a presentarse ante la justicia, para exigir que investigue que delitos se esconden tras ese formidable vaciamiento del Banco Central, y quienes son sus responsables.
Aunque seguramente como consecuencia de la corrupción de la justicia argentina, eso sea lo mismo que pedirle peras al olmo. Y lo mismo sucedería si pidiera la intervención del Congreso de la Nación, del que en veinte años no se conoce que haya finalizado investigación alguna, de las tantas que le competen. Ya que tanto en el Congreso como en la Justicia, todo se transa tras las bambalinas, con la intervención del Poder Ejecutivo.
Y eso explica porque el Banco Central ha llegado a este estado actual absolutamente disfuncional y calamitoso. Con la ayuda también del poder de la gran prensa, que en vez de poner la información que interesa a los argentinos en la tapa, las tapa a cambio de los avisos y prebendas oficiales que recibe. Y así ha ignorado totalmente el crac del Banco Central del que da cuenta el balance anual del 2017 que publicó recientemente.
Las causas del estrago del Banco Central
El estrago es un delito penal que consiste en causar un daño de grandes proporciones que genera un peligro común. Y esta definición se puede aplicar certeramente a las autoridades del Banco Central que se desempeñaron desde el 2005 en adelante, a partir de la presidencia de Martín Redrado hasta la fecha.
Generándose una dinámica continua de mala praxis culposa y posiblemente dolosa, consistente al comienzo, en comprar divisas emitiendo pesos, y rescatando a esta emisión de pesos mediante las Lebacs. A la par que se atrasaba el precio del dólar, para supuestamente contener la inflación, y se dispuso pagar la deuda con el FMI y los organismos bilaterales de crédito, y luego también la deuda externa privada, con las reservas compradas con las Lebac.
Mientras que a la par se facilitaba una enorme fuga de divisas, que hasta el 2011 trepó a un monto de 81 mil millones de dólares, siendo este el cáncer que consumió al Banco Central y la economía del país. Y que sigue haciendo metástasis, dado que la fuga subsiste, habiendo trepado desde el 2003 hasta la fecha a 118 mil millones de dólares, según los mezquinos datos del BCRA. Más del doble de la asistencia por 50 mil millones pedida desesperadamente al FMI.
Se dio así una situación absurda, en la que por un lado el BCRA se despojaba de sus reservas a cambio de papeles incobrables. Y a la par facilitaba la fuga de divisas diciendo que estas sobraban por el amplio superávit comercial. Y la consecuente carencia de divisas que esto produjo, precipitó a fines del 2011 la instauración del corralito cambiario, un remedo del corralito bancario del 2001.
Abriéndose así a continuación otra instancia, consistente en la operatoria del dólar futuro, para contener las expectativas devaluatorias por la restricción en la disponibilidad de divisas. Operatoria en la que se podía apostar al dólar, haciendo solo un depósito del 10 % del monto de ella, que incluso se podía constituir con títulos, etc. Y de esa manera con una devaluación de un 100 %, uno podía ganar en pesos diez veces lo apostado
Ver DOLAR FUTURO: CEO´s y funcionarios que ganaron millones
Luego con el advenimiento del macrismo, la cuestión del dólar futuro se complicó enormemente, con la devaluación sin plan y pésima salida del cepo que este llevó adelante. Que obligó al Banco Central al pago de 55 mil millones de pesos por dichas operaciones de dólar futuro, lo cual benefició enormemente al mismo entorno macrista. Cuya emisión monetaria requirió un aumento sustancial del monto de las Lebac.
Ver El Banco Central a cargo de Sturzenegger sigue con el tongo del dólar futuro
Ver El ministro Dujovne, un obsesivo del déficit fiscal ganó 8.700.000 con el dólar futuro
Ver Dólar futuro: El ministro “Toto” Caputo y sus familiares y amigos se alzaron con $ 1.591 millones
A su vez la precipitada e improvisada salida del cepo, el Gobierno la implementó con la bicicleta del “carry trade”. Consistente en atraer hot money en divisas, mediante el arbitraje entre las tasas de interés en pesos y divisas, y la tasa de devaluación de un dólar cada vez más atrasado. Lo cual le permitió a esos capitales golondrinas obtener altísimas rentas en divisas, inusuales en el mundo desarrollado, a la par que el monto de las Lebac subía exponencialmente.
Ver El asalto a “La Casa de Papel” del Banco Central por la banca privada con las Lebac
Esta situación de penuria de divisas del Banco Central solucionada con el carry trade, llevó finalmente a este a una situación perversa. Consistente en la obligación de devaluar, para con las ganancias contables de la devaluación, poder seguir pagando los cuantiosos intereses en pesos de las Lebac, y evitar así la quiebra del BCRA. Lo cual era predecible para cualquier observador honesto de los balances del BCRA, pero parece que ellos no abundan ni en la City porteña, ni en los grandes medios.
Ver El Banco Central a punto de estallar, obligado a devaluar e inflacionar
Ver Para cerrar su balance anual el Banco Central tiene que llevar a fin de año el dólar a $ 19
A su vez esta ruptura del mecanismo de arbitraje del carry trade para atraer dólares, hizo que finalmente los capitales golondrinas especulativos alzaran vuelo. Mientras que a la par, desde mediados del año pasado, resultaba también evidente para cualquier observador honesto, que Argentina lejos de recibir una lluvia de dólares, enfrentaba una restricción crediticia externa. Manifestada por las cada vez más estrambóticas y ruinosas operaciones de endeudamiento externo, que llevaba adelante el entonces ministro de Finanzas “Toto” Caputo.
Que iban desde la venta de títulos del Tesoro, con pactos de recompra (REPOS) con enormes márgenes de garantía; la disimulación del pago de enormes comisiones a los bancos, presentándolos como colocadores de bonos, cuando en realidad era sus compradores con cotización bajo la par; la colocación de la inusitada deuda a 100 años, con ruinosas operaciones paralelas de REPO, acordada con los mismos bancos colocadores de ella; la contracción de deudas en dólares, recibiendo a cambio pesos, etc.
Ver Deuda a 100 años: desfalco de U$S 5.000 millones e interés del 11 % anual
Muerte y resurrección del BCRA a costa de la penuria de los argentinos
Finalmente todo estalló, cuando a principios del 2018 la penuria de divisas se hizo ostensible, y la cotización del dólar se escapó a límites muy superiores a los que pronosticaban los gurúes de la City, y repetían los periodistas especializados de los grandes medios. En lo que podría describirse como crónica de una muerte reiteradamente anunciada por Stripteasedelpoder.
Así el patrimonio del Banco según su balance anual, se redujo al 31 de diciembre del 2017 a solo 401 millones de dólares. Pero si uno consulta actualmente el último estado de Activos y Pasivos del Banco Central al 23 de julio, se encuentra que su Patrimonio Neto ha trepado nuevamente a 394 mil millones de pesos. Equivalentes a 14.260 millones de dólares, a la cotización de referencia de esa entidad.
O sea que registró un aumento de nada menos que 13.759 millones de dólares, por efecto de la sustancial devaluación del peso en un 47 %, que se produjo a lo largo de este año. Al pasar de $ 18,77 a 27,63 por dólar mayorista. Que trepa a un 60 % si se considera la paridad de $ 17,31 que estaba vigente a principios de diciembre pasado, y a un 82 % si se considera la paridad de $ 15,17 vigente en abril del año pasado.
Por lo que claramente se puede afirmar que el Banco Central, defeccionando enteramente de su misión principal de defender el valor de la moneda, apuesta al dólar y gana. Para poder seguir pagando los intereses cada vez más exorbitantes de las Lebac, que llegaron recientemente hasta a un 60 % anual en el mercado secundario. A costa de la enorme penuria económica que sufren los argentinos, como consecuencia de esas devaluaciones.
En el siguiente gráfico, referido a la evolución del dólar y el Patrimonio Neto del Banco Central en los últimos ocho meses, se pueden apreciar tres aspectos distintos de la destartalada máquina infernal en que se ha convertido este banco de bancos. Uno es el desorden y las anomalías contables del Banco Central, cuyos balancetes difieren enteramente de los resultados expresados en el último balance del 2017.
En los que recién parece impactar tardíamente en julio de este año, los ajustes hechos al balance anual cerrado en diciembre del 2017, que habrían sido registrados retroactivamente por exigencia del FMI. Y de esta manera el Patrimonio Neto del BCRA cayó del equivalente de 28.923 millones de dólares a fines de junio pasado, a solo 14.260 millones al 23 de julio del corriente, tres semanas después.
El otro es la extrema sensibilidad que se advierte por parte del Patrimonio Neto del banco, frente a los respingos del valor del dólar, para cuya apreciación en el gráfico se han puesto ambas variables a escala completa. Así el Patrimonio Neto del banco pasó del equivalente de 1.618 millones de dólares el 7 de diciembre pasado, con un dólar a $ 17,30, a un monto máximo el 30 de junio pasado de 28.923 millones de dólares, con un dólar a $ 28,86. O sea que el dólar aumentó un 67 %, y por su parte el Patrimonio Neto lo hizo un 1.687 %, 25 veces más.
Esta sensibilidad, basada en el impacto de la devaluación en activos en dólares de dudosa cobrabilidad, es la que le permite al andrajoso Banco Central atender los exorbitantes pagos de intereses de las Lebac, a tasas cada vez mayores y plazos medios cada vez más cortos. Como se puede apreciar en el siguiente grafico confeccionado por el mismo BCRA. Y en consecuencia se observa en el gráfico anterior, que cada vez que el precio del dólar se estabiliza, el Patrimonio Neto del banco comienza a caer rápidamente, por efecto del pago de las Lebac que lo va consumiendo. Por lo que la devaluación y las Lebac son para el BCRA dos hermanos siameses.
Al existir en último balance cerca de un billón de pesos en Lebac, si la tasa de interés promedio se mantiene en mantiene en un 47 % y el tipo de cambio queda como esta, es predecible que el patrimonio Neto del Banco Central se reduzca a fin de año a menos de la mitad, a un nivel de 6.800 millones de dólares. O sea menos de una cuarta parte del pico que alcanzó a fines de junio. Y si persisten estas condiciones, es predecible que su nivel llegará a cero antes de la mitad del año que viene.
El Banco Central intervenido por el FMI
Ante la omisión de actuar de los poderes internos, y el supuesto equilibrio que deben brindar a la República entre ellos, el que tomó el mando del Banco Central fue el FMI. Como resultado de la reciente Carta Intención a la que se comprometió el Gobierno, para obtener un desesperado auxilio en cuotas por 50 mil millones de dólares. Y por eso apareció el ejecutivo de Wall Street y ex ministro de Finanzas “Toto” Caputo, como presidente del BCRA intervenido.
La Carta Intención con el FMI es realidad es un contrato de adhesión, donde el Fondo estipula las condiciones, acciones, y metas. Y en una parodia de soberanía, lo obliga al peticionante del crédito a presentar ello como una manifestación de voluntad, de quien en realidad ha sido despojado de ella. Y de tal manera en la carta firmada recientemente, el Banco Central se compromete a enviar en forma continua la siguiente información al FMI.
Al final de cada día, las intervenciones en el mercado cambiario y en el mercado del dólar futuro. Comprometiéndose el BCRA a “no relajar las condiciones monetarias, en particular, bajando la tasa de política monetaria, hasta que se lleve adelante una discusión con el staff del FMI”.
Diariamente también debe informar el tipo de cambio; las tasas de interés de los instrumentos de la deuda interna, LEBAC y BOTES; el total de dinero emitido por el BCRA; los depósitos de instituciones financieras en el BCRA; los encajes requeridos al sector bancario en moneda local y extranjera; el detalle de la asistencia liquidez a bancos por el BCRA, la posición bruta en moneda extranjera de cada banco; el saldo de las cuentas de moneda extranjera en el BCRA individual de cada banco. Y en forma semanal la hoja de balance del BCRA, comprometiéndose enviarlas en las fechas fijadas en el siguiente cuadro:
Pero la intervención del FMI no es sinónimo de saneamiento, sino de preservación de la ortodoxia económica y de los grandes intereses financieros. Y así hoy, igual que hizo Cavallo en el 2001 y precipitó la crisis terminal de ese año, “Toto” Caputo permitió que los encajes de los bancos se puedan integrar con títulos públicos en pesos, que se compran con Lebac (Bontes).
De esa manera los encajes de los bancos pasan a ser remunerados, para que los banqueros nada pierdan después de todo lo que ganaron. Pero ahora no por el Banco Central, como sucedió en la crisis de 1989, y como instauró en 1976 el recordado “Joe” Martínez de Hoz con su “Cuenta de Regulación Monetaria” que llevó a la crac bancario de 1980, sino por el Tesoro.
El que además emite Letes en dólares a corto plazo, a medio año y al año, las que se compran con Lebacs o pesos. Por lo que tratando de desactivar la bomba de las Lebac, se está activando la bomba de las Letes, que al estar nominadas en moneda extranjera, pueden llevar a Argentina a un nuevo estrepitoso default de su deuda pública.
La única forma de curarse un cáncer, es extinguirlo, y no pasarlo de un órgano a otro. Como ya sucedió antes, cuando el Tesoro durante el menemcavallismo, se hizo cargo de la deuda externa fraudulenta que se había generado durante el Proceso Militar a través del Banco Central. Proceso que ahora vuelve a repetirse.
Y la forma quirúrgicamente limpia de extinguir el cáncer que consume las finanzas y la economía argentinas, es extirpar su nódulo central. Haciendo que las divisas fugadas y declaradas en el reciente blanqueo, por un monto similar al que se fugó desde el 2003 en adelante, se vuelvan a insertar en la economía argentina.
Bajo la pena, justificada plenamente por la emergencia, de dar por caído al mismo si no ocurriera. Y así Argentina en un acto de real soberanía económica y financiera, valiéndose de los propios recursos por ella generados, no tendría que andar por el mundo mendigado dineros ajenos dejando jirones de soberanía.-
Fuente:stripteasedelpoder