Se registraron $10.590 millones menos en préstamos para la vivienda, respecto a mayo, como consecuencia de la suba de 37% del tipo de cambio en dos meses

El notorio incremento del dólar de los últimos meses, que desde fines de abril a la fecha ya escaló 37%, está afectando a uno de los «caballitos de batalla» del Gobierno para impulsar la economía: los créditos hipotecarios.

Así, el encarecimiento en pesos de los precios de las viviendas, generó que en junio los préstamos para la vivienda cayeran 59,3% respecto de mayo, es decir, unos $10.590 millones menos.

Esto se debe a que, si bien las hipotecas son otorgadas por los bancos en pesos, los tomadores del crédito deben comprar dólares porque las transacciones del mercado inmobiliario nacional se realizan en dicha moneda.

Desde el recalentamiento del precio del billete estadounidense ya se comenzaron a prender las luces amarillas en los bancos respecto a que esta situación podía impactar en estas líneas crediticias atadas al comportamiento de la inflación, que surgieron a mediados de 2016 de la mano del ya ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, con el nacimiento de los préstamos en Unidades de Valor Ajustables (UVA).

Desde el Gobierno estiman que la situación se normalizará cuando se estabilicen dos de las principales variables de la economía: las tasas de interés (que hoy se ubican en el 40% anual) y el precio del dólar, que en todo el año avanza 51%.

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Según datos del Banco Central, el stock acumulado de créditos hipotecarios que ofrecen más de 30 bancos del sistema financiero nacional aumentó en 3,70% mensual en junio, al pasar de $196.313 millones a 203.585 millones de pesos.

Si bien ese aumento representa la tasa mensual más baja desde que aparecieron en el mercado los préstamos UVA, el número sigue siendo significativo para el sistema, sobre todo si se tiene en cuenta que antes del 2016 las líneas hipotecarias eran prácticamente «inexistentes»