Se trata de datos aportados por especialistas en la materia, que aseguran además que la indigencia se mantendrá estable gracias a la intervención del Estado.
Diferentes especialistas advirtieron en los últimos días que los índices de pobreza podrían presentar un claro incremento antes de fin de año, por el efecto del ajuste en las condiciones socioeconómicas de la población, en especial de los sectores de ingresos medios y medios bajos.
La medición oficial del primer semestre se conocerá recién en septiembre, pero los economistas adelantan, con datos que todavía están en proceso, que puede haber un aumento moderado de la pobreza en los primeros seis meses de 2018 como resultado del contrapeso entre un primer tramo enero-marzo en el que se mantuvo el arrastre de un mejor 2017 y un segundo segmento abril-junio en el que los indicadores negativos se dispararon, según destaca Tiempo Argentino.
Al respecto, Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA), indicó que después de un mal 2016 se apreciaron mejoras económicas de fondo que redundaron en 2017 con baja de inflación, reactivación de la obra pública y una mejora del empleo registrado. El investigador lo definió como «un círculo virtuoso, con una reactivación de los consumos de clase media que, por ejemplo, mejoró la oferta de trabajos eventuales como las changas. En 2018, el círculo virtuoso se volvió negativo por la devaluación y la aceleración de los precios, en especial de los alimentos».
A ese cuadro hay que sumar «la reducción del gasto público, que puede pasar en parte por la obra pública, y por la baja del empleo formal de la construcción».
Por su parte, el economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Legales y Sociales (CEDLAS), destacó que para esperar una mejora semejante en el primer semestre de este año deberían haberse mantenido estables las condiciones de fondo. Pero «la inflación general de los primeros cinco meses ya alcanza a la de los seis meses del último semestre de 2017, y la inflación de alimentos es ya claramente mayor a la de los últimos seis meses de 2017». Y la tendencia se agrava porque la expectativa es que «no desacelere en los próximos meses, sino que termine en un valor superior en 2018 que en 2017».
En el mismo sentido, «el salario real parece haber crecido un poco en enero, algo menos en febrero y estancarse o caer en marzo», y lo que pueda pasar en el segundo semestre enciende la alerta porque «si no hay reajustes a lo negociado en los primeros meses del año, la caída del salario real va a ser marcada», especialmente para los trabajadores no registrados.
El Producto Bruto sumó Tornarelli, «creció bastante en el primer trimestre» junto con el empleo, pero advirtió que el crecimiento del PBI «se va a desacelerar» y que «ya debe haber comenzado a hacerlo, pero se va a manifestar más en el segundo semestre» de 2018.
La interpretación de los especialistas es que la situación se agravará en la segunda parte del año, atada a los recortes previstos, entre ellos los que exige el Fondo Monetario Internacional (FMI) para asegurar el préstamo de U$S 50 mil millones que negoció con el gobierno nacional. Hay consenso en que el nuevo ajuste vendrá con al menos dos trimestres recesivos, un tramo que dejará su huella en la calidad de vida de todos los argentinos.
En tanto, calculan que los números de la indigencia se mantendrá estable por la intervención del Gobierno nacional, pero la perspectiva se complica de cara a fin de año por los aumentos de precios.