Este jueves con la ronda habitual de ese dia se celebran 41 años ininterrumpidos de lucha por la memoria, la verdad y la justicia en búsqueda de sus hijos/as y nieto/as. De ser llamadas «las locas de la plaza» aquel 30 de abril, a ser una organización respetada en todo el mundo en materia de Derechos Humanos.

La primera reunión pública se realizó el sábado 30 de abril de 1977, hacia muy poco que la dictadura cívico militar había tomado el poder y Azucena Villaflor se cansó de no encontrar respuestas en la Capilla Stella Maris y organizó una marcha en Plaza de Mayo a la que asistieron esa primera vez 13 madres.

«Basta, no vengamos más acá. Se burlan de nosotras. Vayamos a la Plaza de Mayo y llevemosle una carta al Presidente», dijo Azucena Villaflor, ese fue el punto de partida, así fue como nacieron las famosas rondas alrededor de la pirámide de Mayo, en plena dictadura militar. Cuando en plena protesta las fuerzas de seguridad les pidieron que circulen.

Los siguientes encuentros se iban a realizar los viernes, pero una de las madres, supersticiosa, advirtió que esos días traerían «mala suerte, que era día de brujas» por lo que lo cambiaron de manera definitiva a los jueves. Se reunían todos esos días a las 15.30 desde hace 41 años.

El concepto de caminar en círculos no rigió los primeros encuentros allá por 1977. Al principio, se congregaban alrededor del monumento a Manuel Belgrano y se reconocían por un clavo que llevaban en la solapa de sus sacos.

Pero de 13 pasaron a ser más y se hacían ver, por lo que comenzaron a molestar, por lo que la policía les exigió que circularan, ya que al estar en estado de sitio no podían estar reunidas y así comenzaron las rondas al rededor de la Plaza. Del clavo en la solapa, pasaron a usar pañales y luego pañuelos blancos en la cabeza para reconocerse.

«Las marchas de los jueves son para nosotras un momento revolucionario. Es el momento del reencuentro con nuestros hijos», dijo Hebe de Bonafini, en alguna oportunidad.

Haydeé Gastelú de García Buela suele recordar que en esas primeras marchas sentían «mucho miedo y soledad». «Se llevaron hasta a las Madres porque lo que más les molestaba era esa presencia silenciosa. La desaparición de Azucena nos llenó de tristeza pero nos unió más y nos marcó que el nuestro era el verdadero camino, porque nosotras lo que buscábamos era Memoria, Verdad y Justicia», dijo.

A las madres, los militares comenzaron a llamarlas «Las Locas de la Plaza»,como una manera de descalificar una lucha que hasta el día de hoy no claudica. El origen del apodo fue revelado por el periodista francés Jean Pierre Bousquet, único acreditado ante las Fuerzas Armadas por aquella época.

Sin duda alguna, como dijo alguna vez Eduardo Galeano, «las locas de plaza de mayo serán un ejemplo de salud mental porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria».