Las declaraciones del Subsecretario de Minería de la Nación podrían tomarse como una ficción, pero lamentablemente son reales. Luego de que la Barrick Gold sufriera dos nuevos derrames de agua envenenada, el funcionario lo relativizó afirmando que todos podemos consumir cianuro sin problema.
Mario Capello, Subsecretario de Minería de Argentina, fue protagonista de declaraciones que espantarían hasta a los mismísimos directivos de la famosa minera canadiense.
Tal como publicó el Diario de Cuyo, el funcionario macrista les declaró textualmente que «no hay que asustar a la gente» y sentenció: «Lo puede consumir el ser humano, los animales, absolutamente todos”.
Esta barbaridad llega después de que la Barrick Gold tuviera dos nuevos derrames de agua envenenada, los que se mantuvieron en secreto por varios meses, hasta que la Asamblea Vecinal de Jáchal realzió una denuncia en la provincia de San Juan.
Desde 2015 ya son cinco los derrames que la empresa perpetró en nuestro territorio, superando el millón de metros cúbicos de agua con cianuro. Tal como destaca el periodista, Migue Bonasso, en su nota; por un solo derrame de 100 mil metros cúbicos sobre el Danubio, Europa prohibió esta megaminería en todo su territorio.
Todo salió a la luz, luego de que un trabajador le avisara a sus familiares vía mensaje de texto que no bebieran agua del río cercano porque estaba envenenada con cianuro y otros metales pesados.
Pero esto no significó nada para el Gobierno de Macri, quien no expulsó de la Argentina a la empresa (como sí lo hizo Chile) y por lo tanto violó expresamente la Ley de Ambiente y la Ley de Glaciares.
«Por el contrario, el gobierno Macri ha salido a promocionar el cianuro como bebida refrescante», afirma el periodista de Aristegui Noticias, quienes también avisan que el presidente municipal de Jáchal, Miguel Vega, se negó inicialmente a ordenar un examen minucioso en la cuenca del río Jáchal y recién lo pidió 15 días después de que se denunciara el derrame.
Mientras tanto, un estudio de la Universidad Nacional de Cuyo, realizado el 27 de diciembre de 2017, detectó valores de mercurio 53 veces superiores al máximo tolerable para la vida acuática.