Pese al reclamo de la oposición, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, dio por caída la sesión que iba a tratar la suspensión de las subas en los servicios. El diputado Alfredo Olmedo envuelto en la polémica maniobra.
«Lo que acaba de pasar es bochornoso», dijo la diputada Graciela Camaño, quien tomó la palabras la oficialización de la caída de la sesión. En una maniobra que está al borde del autoritarismo, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, echó por tierra lo que iba a ser el tratamiendo de un proyecto de Ley para suspender los tarifazos, al considerar que ya había pasado el tiempo necesario y no se dio el quorum.
La iniciativa contaba con el apoyo de la gran parte de la oposición, pero faltaba ocupar una banca. 128 de las 129 necesarias para que haya mayoría simple y comience el tratamiento fueron ocupadas a las 11.59 de la mañana, pero cuando el reloj marcó el mediodía, para Monzó fue suficiente.
La diputada Graciela Camaño solicitó «15 minutos» de prórroga y alegó que había diputados que estaban yendo al recinto para lograr el número. Sin embargo, el presidente se negó y cortó la sesión. «El tiempo establecido es media hora y ya estamos dando una entera», alegó.
El que también jugó para terminar de abortar el intento de frenar los aumentos, fue el diputado salteño Alfredo Olmedo. El hombre de la campera amarilla, que estaba ocupando su banca, dijo que ya le parecía tiempo suficiente y se retiró del lugar.
A su turno, Camaño denunció que la decisión de Olmedo se produjo tras que un diputado del PRO se acerca a decirle algo en el oído. «Esto es peor que los diputruchos», dijo la legisladora.
Si lograban el número, la oposición luego debía lograr que al momento de la votación de la norma, tener el voto positivo de los 2/3 de los presentes, ya que el proyecto no había pasado por comisiones, sino que directamente el Frente para la Victoria hizo el llamado a sesión especial.
Si bien el tarifazo afecta sensiblemente a la población, en el Congreso los números le dan a Cambiemos (junto con los aliados) la fuerza para imponer su voluntad.