El papa Francisco difundió un fuerte mensaje ante las denominadas «fake news». Dijo que tienen «motivaciones económicas y oportunistas», y propuso un periodismo «especialmente al servicio de los que no tienen voz» para contrastarlas.
«Las fake news se convierten a menudo en virales, es decir, se difunden de modo veloz y difícilmente manejable, no a causa de la lógica de compartir que caracteriza a las redes sociales, sino más bien por la codicia insaciable que se enciende fácilmente en el ser humano», denunció el pontífice al dar a conocer su mensaje para la 52 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará el 13 de mayo.
«Las mismas motivaciones económicas y oportunistas de la desinformación tienen su raíz en la sed de poder, de tener y de gozar que en último término nos hace víctimas de un engaño mucho más trágico que el de sus manifestaciones individuales: el del mal que se mueve de falsedad en falsedad para robarnos la libertad del corazón», criticó Jorge Bergoglio en el documento presentado este miércoles.
«Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento», agregó el mensaje dado por el pontífice y divulgado por la secretaría para la Comunicación de la Santa Sede con el título «La verdad los hará libres».
Especialmente crítico con la viralización de las «fake news», Bergoglio insistió en el texto con que «de este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen».
En ese marco, el papa argentino recordó que el periodista «no realiza sólo un trabajo, sino una verdadera y propia misión».
«Tiene la tarea, en el frenesí de las noticias y en el torbellino de las primicias, de recordar que en el centro de la noticia no está la velocidad en darla y el impacto sobre las cifras de audiencia, sino las personas», propuso el obispo de Roma.
«Informar es formar, es involucrarse en la vida de las personas. Por eso la verificación de las fuentes y la custodia de la comunicación son verdaderos y propios procesos de desarrollo del bien que generan confianza y abren caminos de comunión y de paz», remarcó.
«Por lo tanto, deseo dirigir un llamamiento a promover un periodismo de paz, sin entender con esta expresión un periodismo ‘buenista’ que niegue la existencia de problemas graves y asuma tonos empalagosos», aseveró.
«Me refiero, por el contrario, a un periodismo sin fingimientos, hostil a las falsedades, a eslóganes efectistas y a declaraciones altisonantes; un periodismo hecho por personas para personas, y que se comprende como servicio a todos, especialmente a aquellos, y son la mayoría en el mundo, que no tienen voz», propuso.
«Un periodismo que no queme las noticias, sino que se esfuerce en buscar las causas reales de los conflictos, para favorecer la comprensión de sus raíces y su superación a través de la puesta en marcha de procesos virtuosos; un periodismo empeñado en indicar soluciones alternativas a la escalada del clamor y de la violencia verbal».
«El drama de la desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta llegar a la demonización que favorece los conflictos», denunció en general.
«Las noticias falsas revelan así la presencia de actitudes intolerantes e hipersensibles al mismo tiempo, con el único resultado de extender el peligro de la arrogancia y el odio. A esto conduce, en último análisis, la falsedad», criticó.