Daniel Sandoval fue una de las tantas víctimas de la brutalidad policial durante la protesta del lunes contra el ajuste a los jubilados. La policía lo golpeó y recibió 21 impactos de bala de goma, una de ellas en un ojo del que quedó ciego. «Ahí vienen los patoteros», lo recibieron en la guardia del Hospital de Clínicas, el primer lugar al que fue a atenderse.
Daniel Sandoval es egresado del profesorado Joaquín V, González. Es uno de los tantos que el lunes estuvo en el Congreso para rechazar el ajuste a los jubilados y fue víctima de la brutal represión policial. Ese día estaba con otros docentes y quedó envuelto en los gases lacrimógenos. En su cuerpo aún tiene las marcas de los golpes de la policía y de 21 impactos de bala de goma. Una de ellas le dio en el ojo y lo perdió. Esa marca le quedará de por vida.
“Fueron 15 balas de goma en el cuerpo y 6 en la cabeza”, precisó Sandoval y relató lo que vivió el lunes en las inmediaciones del Congreso: “Llegamos a la plaza y estábamos lejos de los incidentes, que eran unos 50 metros más adelante.”
Sandoval recordó que al llegar «se puso un flaco la lado nuestro» al que «acusaron de infiltrado y se fue corriendo”. Luego empezó lo peor: «Cuando se produjeron las corridas nos encierran, había mucha gente, que se chocaba entre sí y se caía”, explicó el docente y agregó que los policías “reprimían a mansalva” y tiraban balas de goma “de todos lados”.
Cuando los gases envolvieron la plaza del Congreso se aire se volvió irrespirable. “Tosía, tenía ganas de vomitar y en ese momento siento los impactos de bala en el cuerpo”, detalló Sandoval en diálogo con FM La Patriada.
A pesar del dolor, Sandoval atinó a moverse. “Había calles valladas, sólo se podía volver por donde habíamos entrado. En medio de la represión, el docente sintió un impacto en la nuca. Giró de manera inconsciente. “Ahí sentí un golpe en la sien, un zumbido, y ví entre sombras a un tipo que me pegaba en la cara, en la nariz, en el ojo. Tenía sangre en la cara y se me apagó todo”, prosiguió su relato.
Sandoval estaba aturdido por los golpes. “Un flaco me sacó y pude salir de la represión, si no, no sé qué pasaba”, analizó. También dijo que lo ocurrido fue “una emboscada” con “policías esperando”.
A los golpes y los balazos de la policía, le siguió la odisea para conseguir atención médica. “Estaba todo cortado, no había taxis ni ambulancias y me fui caminando hasta el Hospital de Clínicas”, explicó Sandoval, quien tampoco olvidará el resto de su vida la forma en que allí lo recibió el médico de guardia: ”Ahí vienen los patoteros.” Le tuvo que explicar que era docente. Lo atendieron de mala manera.
De allí, todavía dolorido y con mareos, se fue al Hospital Méndez, donde hubo un problema burocrático con la obra social porque “no ingresaron el cobro de mi último sueldo”. El periplo siguió por el Durand y luego en el Lagleyze, donde los médicos confirmaron la pérdida de visión del ojo lesionado. “Ahora quieren salvar el globo ocular y evitar que me quede vacío el ojo y necesito estar acompañado, dependo de otra persona, algo a lo que no estaba acostumbrado”, detalló.
El docente relató que fue siempre a movilizaciones con su gremio y que la marcha del lunes fue “muy grande”, calculó que había “300 mil personas seguro”, y dijo que “la columna de ATE tenía seis cuadras”.
“Es un dolor inmenso que diga eso y que los medios estén orquestados para mostrar esas cosas”, opinó sobre el aval de Mauricio Macri a la represión y su defensa de los polícías como «héroes”. Dijo no poder creer las palabras del Presidente porque él vivió “el peor momento de mi vida». «Me sentía en una cacería, a merced de ellos», contó y recordó haber visto también cómo la policía que Macri defiende «le tiraba a una mujer de 70 años“. “Hay que llamarle la atención al Gobierno y decirle que pare con la represión”, cerró.