Parte de los 9 millones de dólares del ex secretario de Obras Públicas contaba con un sello que podía llegar a dar con los empresarios que le pagaron las coimas.

La semana pasada, el juez federal Daniel Rafecas decidió dar por cerrada la etapa de investigación y elevar a juicio oral al ex secretario de Obras Públicas José López por enriquecimiento ilícito, quien será juzgado por el Tribunal Oral Federal número 1, se estima, a comienzos del año próximo.

Junto a López también irán a juicio su esposa, una hermana del convento y sus presuntos testaferros, los empresarios Andrés Galera y Eduardo Gutiérrez, este último estrechamente ligado al gobierno de Mauricio Macri, dado que desde su empresa, Grupo Farallón, aportó un millón de pesos a la campaña de 2015 e incluso contribuyó con la sospechada fundación SUMA, de Gabriela Michetti.

En la causa, tanto el juez como el fiscal pudieron comprobar el vínculo entre López y los empresarios amigos, y la ayuda que recibió de estos para poder ocultar su ostentoso patrimonio. En caso de comprobarse esto en el juicio oral, el Estado argentino podrá disponer de los 9 millones de dólares, de la lujosa casa del Tigre y del departamento ubicado en Avenida Las Heras.

Sin embargo, otro de los ejes centrales de la investigación se basó en poder determinar de dónde provenía el dinero que le encontraron a López en el convento de General Rodríguez en junio del año pasado, para poder dar con los corruptores del ex secretario de Obras Públicas.

En este sentido y según informaron fuentes judiciales allegadas a la causa a El Destape, se estuvo mucho más cerca de dar con los generosos «contribuyentes» de López de lo que muchos creen: es que si bien casi todos los fajos de dinero se encontraban con un precinto blanco que no aportaba ninguna información, existió uno en particular que sí era identificable.

El fajo estaba compuesto por mil billetes de 100 dólares con su correspondiente correlatividad y remitía a la Reserva Federal de los Estados Unidos, es decir, el Banco Central norteamericano. Con esa información clave, desde el juzgado enviaron un exhorto a las oficinas del FBI en el país, con el objetivo de obtener el banco destino del fajo y así poder continuar con su ruta hasta que llegó a las manos de López.

Pese a la trascendencia del caso a nivel mundial y a la utilización que realizó el Gobierno del caso, desde Estados Unidos nunca respondieron a las consultas realizadas en el país, y, de esta forma, se protegió a los corruptores del ex secretario de Obras Públicas, dejando las piezas más importantes del rompecabezas sin completar.