Desde la única vez que los argentinos no clasificaron a un Mundial, el famoso 6-0, la previa de 1986 y la «palomita» de Maradona

Que Perú es parte de la historia previa de la selección argentina en varias copas del mundo, no es novedad. Como tampoco la hermandad que caracterizó a ambos pueblos. Las diferencias en participaciones en torneos ecuménicos y logros, también son marcadas.

Los ecos de la única eliminación del combinado nacional para un Mundial, en 1969, tienen una reverberancia mayor en el país por la decisión de disputar el juego de hoy en el mismo escenario de la tragedia deportiva: la cancha de Boca. En ese complicado marco los peruanos clasificaron para su segundo certamen ecuménico, después de Uruguay 1930. El 2-2 en La Bombonera, clasificatorio para México ’70, resuena aún casi medio siglo después.

Hubo otras dos copas más con casacas blancas con la franja roja en el pecho. El de 1978 también marcó un hito. Porque tuvo recordadas actuaciones en tierras cordobesas del equipo de Teófilo Cubillas, que hizo cinco goles en dos partidos disputados en el estadio Chateau Carreras.

Pero también los dirigidos por Marcos Calderón fueron partícipes del 6-0 en contra ante Argentina. Una selección, la de César Luis Menotti, que necesitaba al menos de cuatro goles para acceder a la final. Y lo logró en un partido del que aún hoy se sospecha, en períodos de la dictadura de Jorge Videla.

La última ocasión fue en 1982, la única fuera del continente para Perú. Pero surgen un par de recuerdos de otros enfrentamientos: en la víspera de 1986 el primero, con el agónico 2-2 en el Monumental. A diez del final, Ricardo Gareca empujó la pelota tras una arremetida de Daniel Passarella. El último es de 2009: con Diego Maradona arrojándose al húmedo césped de la cancha de River después de que Martín Palermo anotara el 2-1 a poco del final y le diera el pasaje a Sudáfrica.

En el partido de este jueves, hay un país detrás de los dirigidos por el mismo Gareca de la proeza que clasificó a los de Carlos Bilardo a México, a la postre campeones del mundo. Treinta y cinco años sin jugar un partido a ese nivel son demasiada espera para un pueblo que recibió como héroes a sus jugadores en Buenos Aires. En tierras nacionales, habitan casi medio millar de peruanos.