Hace algunos días el Ministro de Hacienda presentó en el Congreso el Presupuesto 2018, augurando un “proceso de reordenamiento de la macroeconomía para que el crecimiento sea sustentable”, al tiempo que destacó el “crecimiento de la inversión”. Sin embargo, el peso de los intereses de deuda sobre el Presupuesto 2018 se sigue incrementando. Pasó del 7,6% al 14,4%. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analiza comparativamente el peso de los Servicios de Deuda en el Presupuesto General de Gastos, mostrando un cambio de tendencia respecto del fuerte desendeudamiento consolidado durante la gestión previa.
Hasta finales de 2015, en la Argentina se implementó una fuerte política de desendeudamiento, lo que permitió la regresión progresiva del peso de los intereses de deuda en el Presupuesto. Desde el año 2009, se destinó menos del 10% del Presupuesto General Gastos a atender los intereses de deuda, llegando a posicionarse en 2016 en sólo el 6,6%. Ahora bien, para el Presupuesto 2017, los intereses de deuda superaron el 10%, cambiando la dinámica de la curva. La propuesta realizada por el Gobierno Nacional para 2018, mantiene ese guarismo en un nivel superior al 10%.
Por otra parte, cuando se observa la evolución de la ejecución del Presupuesto, se percibe el mismo comportamiento aunque aún más intenso. Ya en 2016, se supera el 10% del gasto destinado a Servicios de Deuda. La sobreejecución presupuestaria de ese año lleva a destinar 14,4% del total de gastos a tal destino. Por otro lado, en 2017 la ejecución alcanza el 12,3% hacia finales de agosto.
Este fenómeno se refleja también en la ejecución de la partida correspondiente. Tal como muestra el cuadro siguiente, el rubro Servicios de Deuda se encuentra por encima del promedio de ejecución tanto del presupuesto de gastos como del nivel de recaudación estimado.
En síntesis, el pago de intereses de deuda duplicó su peso en el Presupuesto de Gastos con respecto a 2015, revelando un cambio de prioridades y de orientación política en el gobierno actual. Este incremento se debe al creciente endeudamiento externo, reflejo en parte de déficit de la balanza comercial, la escasa presencia de inversión extranjera directa y la creciente fuga de capitales. En el modelo de Cambiemos, la deuda externa no opera como elemento complementario de la política económica sino como el sustento fundamental, lo cual no resulta sostenible en el largo plazo.