En el seno del PJ a esta altura nadie tiene dudas que Cristina Fernández de Kirchner será la candidata, aunque nadie se anima a confirmarlo públicamente. Dos de los referentes de la mesa de coordinación del PJ hablan sobre el tema.

Especial para La Nueva Mañana

#ELECCIONES 2019

Dos de los referentes que se sientan a la mesa de coordinación de política del partido justicialista, en la sede de la calle Matheu, afirmaron ante La Nueva Mañana que “Cristina será candidata”. Uno de ellos, el más experimentado explicó: “Yo charlé con ella hace poco. Si no fuera a ser candidata ya lo hubiera dicho. No va a hacer lo mismo que hizo Lula con Haddad en Brasil. Sería de una irresponsabilidad tremenda”.

Desde los movimientos sociales, que tienen relación con el kirchnerismo, hacen la misma lectura. Pero para ellos la candidatura de Cristina implica un riesgo alto dado lo que marcan las encuestas sobre su imagen. Por eso, mientras esperan la definición, empiezan a negociar la ubicación de referentes en las distintas listas provinciales y a discutir “cuantos entran en la nacional”. La intención de los movimientos es, ante una eventual derrota del peronismo, tener espacios desde donde “resistir” y “volver a construir”.

Todos seguirán militando la unidad a nivel nacional aunque son conscientes que cada vez está más lejos. El esquema que hoy se presenta en la sede del PJ nacional tiene un candidato por Unidad Ciudadana, que sería Cristina Fernández de Kirchner; un candidato por el espacio del peronismo no kirchnerista, que sería Sergio Massa o Roberto Lavagna; y un candidato de un PJ amarillo que “le comería votos a Macri”, sería Juan Manuel Urtubey.

El pacto en el espacio que tiene como referentes a Roberto Lavagna y Sergio Massa se cerró la semana pasada, días antes de que Mauricio Macri realizara su último discurso en el Congreso. Allí ambos dirigentes acordaron “caminar” hasta fines de marzo. El que esté mejor en las encuestas irá y el otro tendrá que acompañar.

En este caso la apuesta es arriesgada. Los dirigentes coinciden en que será una elección de tercios en la que está claro que CFK lleva una ventaja de cara a la primera vuelta. En ese escenario creen que la crisis económica y la falta de respuesta del gobierno terminará empujando la candidatura de Macri por debajo de los 23 puntos y que serán ellos quienes enfrenten en un balotaje a la ex Presidenta.

Más allá de las posibilidades y las especulaciones Roberto Lavagna, sin haber reconfirmado públicamente su intención de ser candidato a Presidente y sin pasearse por los medios, logró acaparar la mirada del gran empresariado nacional que decidió, por ahora, apoyar su candidatura.

El escenario que plantea públicamente el peronismo no kirchnerista, y que fue su apuesta desde el comienzo, hoy parece más real. Es que no sólo la crisis económica golpea a Cambiemos y a Macri, sino que también la alianza de gobierno comienza a temblar en muchos distritos. Lo que sucede en Córdoba es seguido con preocupación desde todos los espacios que confluyen en Cambiemos.

Nicolás Massot, presidente del bloque PRO en Diputados, y Emilio Monzó, presidente de la Cámara Baja, mascullan bronca en los pasillos del Congreso. Apuntan contra el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al que responsabilizan de todas las fricciones que se dan dentro del partido de gobierno en la provincia que gobierna Juan Schiaretti.

Ambos referentes cambiemitas ven como inentendible la resistencia de la Casa Rosada respecto de la candidatura de Ramón Mestre. “Hace ocho años que es intendente. No quiere ser diputado, no quiere otro cargo. Quiere ser candidato a gobernador. Es lógico. Pero se ve que alguno piensa que desde Buenos Aires y por teléfono pueden bajar un candidato”, confesó un asesor oficialista.

La Nueva Mañana pudo averiguar que la propuesta que habían llevado desde el Congreso a la Casa Rosada era, en primer término, molestar lo menos posible a Schiaretti porque “fue fundamental para los primeros dos años de gobierno” y llevar la negociación hasta lograr una sola lista que con decoro cayera derrotada ante el actual gobernador.

Lo complejo para Cambiemos a esta altura no es perder en Córdoba. En el comando de campaña dan por descontado que Schiaretti conseguirá la reelección. El verdadero problema que enfrenta es la ruptura de la alianza electoral en una provincia que consideran clave para la disputa nacional.

El escenario es más desolador para el oficialismo y más auspicioso para el peronismo no kirchnerista cuando se fija la vista en el calendario de elecciones provinciales. Desde hoy hasta el 22 de junio, día en el que vence el plazo para inscribir las alianzas que competirán en la elección nacional, habrá siete elecciones provinciales (sin contar las PASO o las internas) en las que se elegirá gobernador. Si las encuestas están lo cierto Cambiemos no ganará ninguna de ellas y el peronismo se quedará con la mayoría de los triunfos.

En síntesis, para el peronismo no kirchnerista la seguidilla de derrotas provinciales, la crisis económica y las fracturas internas dejarán afuera al oficialismo de la segunda vuelta electoral. Los antecedentes le dan la espalda a ese razonamiento. Cada vez que un Presidente argentino fue por la reelección lo consiguió. Por eso aventurar una derrota segura para el oficialismo es arriesgado pero augurar que no disputará la segunda vuelta quizá sea una exceso de optimismo. Al menos por ahora.