El presidente Bolsonaro flexibilizó la posesión de armas de fuego. La «mano dura» promete ponerle freno a los crímenes violentos mientras especialistas aseguran que se incrementarán los homicidios.

Cada año que pasa, Brasil rompe un nuevo récord: el de la tasa de homicidios dolosos. En 2017, según los datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública (una organización de investigación), 63.880 personas fueron asesinadas en todo el país, un 3 % más que el año anterior.

Significa que 175 brasileros mueren por día a causa de un homicidio. También significa que el índice de homicidios en el país fue de 30,8 por cada 100.000 habitantes. El mayor índice en la región superando ampliamente a Estados Unidos tuvo 5 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2015 (el último año del que se tienen datos disponibles) o México con 25 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2017.

Entre 1980 y 2016 cerca de 910 mil personas murieron por heridas de armas de fuego en el país.

Delincuencia organizada, narcotráfico, desigualdad social y un largo etcétera de causas no atendidas en profundidad dan el marco perfecto para la llegada al poder del ultraderechista y capitán retirado del Ejército, Jair Bolsonaro, que hizo su campaña electoral con el discurso de la «mano dura» y que este martes concretó una de sus promesas de campaña: flexibilizar la posesión de las armas de fuego.

Con el discurso de que ahora los ciudadanos «de bien» podrán defenderse a ellos, sus familias y sus propiedades, estas medidas encuentran un importante apoyo entre la población. En octubre de 2005, el ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva impulsó un referendo donde se consultaba a la población sobre si estaban de acuerdo con la prohibición del comercio de armas de fuego en el paísel 63,94% votó por el «no», mientras que el 36,06% estaba de acuerdo con prohibirlas.

Uno de los estados que obtuvo mayor rechazo a la prohibición de comercialización de armas fue Acre (ubicado al sudoeste, en la frontera con Perú y Bolivia) con 83,76% de apoyo al «No». Acre a su vez figura en 2017, como uno de los estados con mayor tasa de homicidios del país (63,9 cada 100 mil habitantes).

Las armas no son la solución

El proyecto del decreto de flexibilización de la posesión de armas de fuego en Brasil desató la indignación de una parte de la sociedad brasileña.

En un manifiesto firmado el domingo pasado, una decena de organizaciones y movimientos sociales, entre ellas el Foro Brasileño de Seguridad Pública, considera que la flexibilización de la posesión de armas «traerá más inseguridad».

«Estudios brasileños e internacionales muestran que el aumento de la circulación de armas de fuego se relaciona con una mayor incidencia de homicidios cometidos con armas de fuego«, señala el texto.

«Poca gente lo sabe, pero la seguridad es uno de los primeros derechos asegurados por el Estado moderno. La liberación de las armas nos remite a la pre-modernidad y nos conducirá a la privatización de ese servicio público», escribió por su parte en twitter el ex candidato presidencial izquierdista, Fernando Haddad.

Accidentes fatales, suicidios, intimidación y muertes de mujeres y niños, son las consecuencias directas de la tenencia de armas en los hogares según indican los estudios. Además, se incrementan los riesgos de ser asaltados por delincuentes que buscan armas de fuego de tenencia ilegal.

En una entrevista con la BBC, el economista David Hemenway (profesor de salud pública de la Universidad de Harvard y director de su Centro de Investigaciones en Control de Lesiones) explicó de manera muy gráfica por qué contar con un arma en realidad aumenta la violencia urbana: «Cuando hay más armas, en cualquier tipo de interacción hostil, aumentan las posibilidades de que alguien muera. Si tienes a dos personas que se agreden en una pelea de tránsito, si no hay armas, se empujan y se gritan la una a la otra. Si hay un arma, es posible que alguien muera».

En 2012, Hemenway fue reconocido por el gobierno estadounidense como uno de los 20 expertos en violencia más influyentes en los últimos 20 años.

«Lo que sabemos con certeza es que cuando se tiene un arma en casa, esta se usa más a menudo contra la propia familia y no contra un extraño que ha entrado«, subrayó el investigador que desde 1990 realizó estudios sobre el efecto de las armas de fuego en la sociedad.

Las víctimas: hombres negros y jóvenes 

Según los datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública, el 56,5% de los homicidios tienen de víctima a hombres entre 15 a 19 años. 

En 2016 la tasa de homicidio de los jóvenes de entre 15 y 29 años, fue de 142.7 por 100 mil habitantes. Principalmente habitantes de los estados del norte de Brasil.

Además, la tasa de homicidios de los individuos que no tienen raza negra disminuyeron un 6,8%, mientras que la tasa de victimización de la población negra aumentó el 23,1%. Así, en 2016, mientras se observó una tasa de homicidios para la población negra de 40,2%, el mismo indicador para el resto de la población fue de 16%, lo que implica decir que el 71,5% de las personas que son asesinadas cada año en el país son negros o mestizos.

Un dato extra

Un dato no menor en esta discusión, es que Brasil está dentro de los cinco mayores exportadores de armas de pequeño y de mediano calibre del mundo.

Según la Encuesta actualizada sobre Armas Pequeñas de 2017, Estados Unidos continúa siendo el primer exportador de armas pequeñas en el mundo, con unas ventas de 1.000 millones de dólares en 2014, último año para el que se cuenta con datos consolidados.

A Estados Unidos le siguen Italia con 689 millones de dólares, Brasil con 591 millones de dólares, Alemania con 475 millones de dólares y Corea del Sur con 349 millones de dólares.