Desde este martes se ventila el secuestro de Hugo Pavón, un joven desaparecido por la última dictadura cívico-militar. Un caso que permaneció oculto por más de 30 años.

Por: Adrián Camerano
Especial para La Nueva Mañana

De casualidad. Así llegó a la periodista Susana Salas la historia de Hugo Pavón, un joven de Alta Gracia secuestrado y desaparecido por la última dictadura cívico-militar. Un día de 2007 su marido volvió a casa y comentó: «Hoy conocí a una mujer que tiene a un primo desaparecido«.

La frase del museólogo e historiador Luis Rosanova impactó de lleno en Salas, periodista en una ciudad que a esa fecha reconocía solo dos desaparecidos, los hermanos Carlos y Alicia D´Ambra, y no se hacía cargo de ellos.

“Con mi esposo consideramos que esa historia tenía que salir a la luz, y fuimos a la casa de esta señora en Avenida del Libertador al 1700, que era la misma vivienda donde había vivido Hugo y de donde lo secuestraron. Esta mujer fue contando parte de la vida de Pavón, pero después ya no quiso recibirnos nuevamente y supimos que se arrepintió de haber aportado información, al ver la repercusión de la noticia. Así que hubo que armar un verdadero rompecabezas para sumar la mayor cantidad de datos, que posibilitaron luego el armado del expediente para el juicio”, asegura la periodista.

La tarea investigativa de Salas, que develó el caso, tendrá su corolario este martes 6: gracias a su información, un nuevo juicio de lesa humanidad en Córdoba ventilará la desaparición del joven que Alta Gracia nunca debió olvidar.

Anteojos a lo John Lennon

La vida breve de Hugo Alberto Pavón transcurrió entre Buenos Aires y Alta Gracia. Había nacido en la gran ciudad en 1955 -justo cuando asaltó el poder la Revolución Fusiladora– y en diciembre de ese año fue bautizado en el templo mayor altagraciense por Domingo Viera, un cura que años más tarde rescataría a un miembro de la JP local, preso del Terrorismo de Estado. Sus padres deciden regresar a Buenos Aires y es allí donde Hugo cursa la primaria y el primer año del secundario, hasta que regresan a las sierras de Córdoba y el chico ingresa al colegio confesional El Obraje, donde terminó el secundario. El arduo camino de los estudios superiores lo llevó al Instituto Profesional dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba, pero las fuerzas represivas tenían otros planes: la tardecita del 30 de abril de 1976, Pavón es secuestrado de su casa y trasladado al D2 del pasaje Santa Catalina, donde lo asesinarían días más tarde.

Salas había conocido a Pavón, pero sólo “de vista”. En la conservadora Alta Gracia, el joven vendía artesanías en la vereda del Cine Monumental y se destacaba por el pelo largo, sus camisas floreadas y anteojos a lo John Lennon. Según testimonios, ya militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo.

“Hasta que un día -dice la periodista- no lo vimos más”.

Silencios y omisiones

En los 80, Alta Gracia era difícil: Emilia Villares de D´Ambra, vecina, referente de Derechos Humanos y madre de dos desaparecidos, contó a este periodista que durante años viejos amigos del pueblo “se me cruzaban de vereda”. Aunque la democracia había llegado para quedarse, el miedo subsistía y la ciudad del Tajamar ni siquiera se hacía cargo de la historia de los hermanos D´Ambra, pese a la incansable lucha de sus padres por Memoria, Verdad y Justicia.

Qué quedaba entonces para Hugo Pavón, sin familiares que reclamaran por él salvo su madre Amelia Quiroga, que terminó sus días deprimida y sola. “Yo la conocí porque ella era clienta del estudio jurídico en el que trabajaba” cuenta Blanca Barreiro, abogada. “Fui varias veces a su casa, a tomar mate y ella, que era una mujer más grande que otras madres de la época, lo reclamaba. Me mostró su pañuelo bordado y me explicó que por salud ya no podía ir a la plaza”, completó.

Pero pese a los esfuerzos de Barreiro y de otros militantes de Alta Gracia, la historia de Pavón continuó vedada. Hasta que en 2007 Rosanova se topa con la prima, comienzan a investigar, se corre el velo de una vida segada.

El Tetris de la memoria

La pesquisa para tratar de entender qué pasó con Hugo Pavón llevó años, y no está cerrada. Salas recuerda el sinnúmero de obstáculos que debió sortear para escribir el artículo que publicó en 2007 en un periódico local.

La periodista y el historiador persistieron. Viajaron a Buenos Aires para rastrear el caso en la Conadep y bucear en la historia escolar de Pavón, consiguieron un certificado de salud del joven y armaron un registro fotográfico, que en 2008 entregarían al Archivo Provincial de la Memoria junto a toda la información que habían recolectado.

Con todos esos datos, más otros que reconstruyó el Archivo, en 2011 el caso fue elevado a juicio.Un juicio que tendrá a 23 imputados y que está llamado a echar luz a esta historia, la historia que Alta Gracia calló por más de 30 años.


El juicio

Las audiencias que iniciarán este martes en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Córdoba juzgarán la presunta comisión de los delitos de “imposición de tormentos agravados, homicidio agravados y privaciones ilegítimas de libertad agravadas”, entre marzo y julio de 1976 y a manos de miembros del Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba y otras dependencias policiales.

La causa está a cargo del fiscal Maximiliano Hairabedian y la querellante es Sara Solarsz de Osatinsky, representada por Claudio Orosz, con el patrocinio de Lyllan Luque. En tanto, el tribunal estará integrado por Julián FalcucciJaime Díaz Gavier y Fabián Asís. Para el Colectivo Paravachasca por la Memoria, que rescata la figura de Pavón y la torna presencia cada 24 de marzo, el inicio del juicio “lo vivimos con mucha emoción”. “En su caso, su familia no pudo -y ahí uno de los vejámenes paralelos del terrorismo de Estado- sostener esa lucha. Nosotros elegimos ser su familia, la que va a estar semana tras semana en el Tribunal, con la flor roja en el ojal, esperando el resultado. La familia que va a estar, emocionada en febrero, para escuchar la sentencia” consideró Pablo Rodríguez, de la organización.

Las otras víctimas que esperan justicia en este proceso son Gabriel Gustavo Olmedo, Vilma Ethel Ortiz, José Lui Nicola, José María Villegas y José Osatinsky.