A cambio del apoyo financiero que recibió Mauricio Macri por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno nacional cede la soberanía económica y política.

Por: Daniel Salazar – Especial La Nueva Mañana Redacción Buenos Aires

En otra semana cargada de dificultades económicas para el Gobierno, como mostraron varios índices medidos por el Indec, tal el aumento del desempleo, la caída de la actividad económica, la profundización de la recesión y el aumento de la pobreza, el presidente Mauricio Macri decidió viajar a Estados Unidos con la excusa de participar de la reunión anual de la ONU.

El encuentro pasó desapercibido porque en realidad lo hizo movido por la necesidad de gestionar personalmente la tarea de convencer a los Fondos de Inversión de Wall Street, tenedores de bonos argentinos, con los que se reunió el lunes anterior, asegurándoles que el país va a cumplir con sus compromisos y descartando la posibilidad de que Argentina vaya a caer en default.

Asimismo, la intención del primer mandatario nacional fue cerrar “políticamente” el nuevo acuerdo de ampliación y anticipo de fondos con el FMI, en el encuentro poco protocolar que mantuvo con su titular Christine Lagarde, pero que le alcanzó para asegurarle que la Argentina se compromete a un ajuste fiscal y monetario.

Mientras, en Buenos Aires, sucedía la sorpresiva renuncia del presidente del Banco Central, Luis Caputo, y su reemplazo por Guido Sandleris, en medio del contundente paro nacional convocado por la CGT el martes 25 y un día antes la masiva movilización a Plaza de Mayo, también replicada en todo el país, de los gremios y organizaciones sociales combativos al gobierno y disconformes con las políticas económicas y con el acuerdo con FMI.

El Fondo apoya y piensa en la reelección

No obstante, el Gobierno celebró el anuncio del segundo acuerdo con el organismo internacional que realizó el miércoles desde Nueva York la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, junto al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por dos razones: la primera porque la ampliación de 7.100 millones de dólares al primer acuerdo stand by firmado en junio por U$S 50.000 millones le permitiría a la administración macrista pagar los vencimientos de los intereses de la deuda de aquí hasta el final del mandato presidencial, siempre y cuando todas y cada una de las variables monetarias y económicas no empeoren.

De esta forma, el Gobierno quizás pueda aventar el fantasma del default pero lo hará sin considerar demasiado el impacto nocivo que tendrá el programa financiero sobre la economía real, advierten desde los sectores políticos y sociales opositores.

Pero no se termina ahí el apoyo del FMI a Macri. La segunda razón del alivio momentáneo del Gobierno es clave y la más sustancial del nuevo acuerdo. El anticipo de 19.000 millones dólares que originalmente el organismo tenía previsto desembolsar en los años 2019 y 2020, estarán disponibles entre este año y fines del año próximo, antes de las elecciones presidenciales de 2019.

Como se ve, el blindaje está hecho a la medida de las necesidades económicas y políticas de Macri y eso explica por qué anunció a la prensa, en Nueva York, que “está listo para competir” el año que viene.

La suerte de la economía ya no se decide en Casa Rosada

Como vemos, el organismo internacional apoya al presidente argentino, pero el Gobierno ha perdido el control de la economía y de la política nacional a manos del FMI. Otra muestra de esa situación es que en medio de las negociaciones para que el Fondo otorgue mayor respaldo a la Argentina, Lagarde fue la que bajó las líneas que debía cumplir el Gobierno.

En ese momento, en una entrevista que concedió al diario británico Financial Times, definió que «las medidas que buscan equilibrar las cuentas públicas de la Argentina son un ‘factor clave’ de la política fiscal del futuro. Y como una muestra de que las decisiones económicas y financieras ya no se toman en la Casa Rosada señaló: “Si el presidente Macri incluye reformas serias en su plan, entonces lo veremos, evaluaremos el impacto en la situación macroeconómica de Argentina, determinaremos la sostenibilidad de la deuda y trabajaremos con ellos”.

Además, para profundizar y dejar en claro esa dependencia, la directora gerente del FMI –según el diario citado más arriba- advirtió que los pagos del Fondo dependerían de “si las medidas de austeridad de Macri generan el prometido equilibrio fiscal un año antes de lo previsto originalmente. El FMI también sopesa las medidas de reforma económica (léase reforma laboral, reforma previsional) y su impacto en la economía”, expresó.

“Macri le vendió el alma al diablo”, le dijo un encumbrado dirigente político a La Nueva Mañana. “La obcecación de llevar adelante un modelo económico que ha fracasado arrastró al Presidente a ceder la soberanía económica del país, pero la ambición de continuar en el Gobierno deberá pasar por la reacción social ante el brutal ajuste que está expuesto en el Presupuesto 2019”, afirmó.

La insoportable levedad de la sociedad

A pesar de todo, el Gobierno ha mantenido hasta ahora dos virtudes que lo mantienen en el poder: una es hacer aparecer lo que es negativo como positivo; y la otra, lograr convencer con las promesas a futuro. Aunque estas dos premisas al parecer tienen influencia en una porción cada vez menor de la sociedad, como lo demuestran las encuestas, lo mismo se entusiasma el Gobierno.

Esta relación entre una parte de la sociedad con Mauricio Macri bien podría compararse con la que mantienen los personajes de la bien ponderada novela, a veces clasificada como filosófica, “La insoportable levedad del ser”, del escritor checo Milan Kundera publicada en 1984.

En ese sentido, a pesar de que se trata más de un análisis psicológico y sociológico que político, para los analistas resulta inexplicable que se acepte como positivo el brutal endeudamiento que puso en jaque la economía y, además, recurrir al FMI para solucionarlo, perdiendo el país soberanía económica y política. Pero lo que aparece más grave es” bancar” un programa económico restrictivo para la mayoría del pueblo argentino, que se verá en forma palpable en el desmejoramiento de la calidad de vida de cada familia.

La retórica de la mentira

El macrismo demonizó al kirchnerismo, pero se valió del desendeudamiento que le dejó como premio mayor para aplicar un modelo económico basado en lo financiero y no en lo productivo, que ha fracasado producto de sus propias políticas, dicen los economistas de las más variadas ideologías y de todos los sectores de la oposición política con los que conversó La Nueva Mañana.

Desde el comienzo, el gobierno de Mauricio Macri profundizó la caída de las variables económicas aumentando el déficit fiscal primario que recibió, incrementando los gastos respecto a los ingresos en las cuentas públicas y que contribuyó desfinanciando al Estado, eliminando las retenciones y otros impuestos que percibía. Además, agravó el déficit fiscal financiero, que incluye los pagos de los intereses de la deuda, producto del fenomenal endeudamiento que incubó durante los casi tres últimos años, incrementando los compromisos externos en 150.000 millones de dólares, que se engrosarán aún más con los 57.100 millones del nuevo acuerdo de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional.

Pero también en este aspecto, los integrantes de Cambiemos se las ingeniaron para culpar al anterior Gobierno, a pesar de que los mismos economistas y políticos consultados coinciden en que la deuda externa durante los años del kirchnerismo (2003-2015) había dejado de ser un problema para la economía argentina.

Tanto es así que hasta el propio gobierno de Mauricio Macri, cuando asumió en diciembre de 2015 y publicó “El estado del Estado”, el diagnóstico de la administración pública recibida, no incluyó a la deuda externa como parte de la “pesada herencia”. Es que como resultado de la gestión de la deuda que hizo el kirchnerismo hubo tres cambios respecto al manejo histórico: se redujo la relación Deuda/PBI (Deuda respecto al Producto Bruto Interno, lo que produce el país en un año), se reemplazó la deuda que teníamos con los acreedores externos por deuda con el propio sector público y se aumentó la deuda en pesos reduciéndola en dólares, dicen los economistas.

Por el contrario, en la actualidad son preocupantes los números de la deuda externa compuesta casi 70 por ciento en moneda extranjera que crece por el valor del dólar. De esta manera, los intereses crecerán el 49% este año y la deuda total representará estimativamente el 87% del PBI a fin de año, y un 110% para inicios del próximo, según lo expuesto en el Presupuesto 2019.

La verdad en los medios internacionales

Portadas de Financial Times y Revista Forbes, con foco en la renuncia del presidente del Banco Central.

Donde parece que no tienen éxito las premisas del asesor estrella de Cambiemos Durán Barba, del positivismo y las promesas de fe en el futuro que promueve el gobierno de Macri es en los mercados y en los medios de comunicación extranjeros, que de ninguna manera podrían sospecharse de ser opositores. También nosotros tratamos de mostrar la realidad tal cual es. En la edición pasada publicamos las lapidarias declaraciones de un gurú financista de Wall Street sobre lo que sucede en la Argentina, en una entrevista de la agencia de noticias Bloomberg, especializada en economía y finanzas.

En tanto, la semana pasada mientras Macri se encontraba en Nueva York negociando un nuevo rescate con el FMI para restablecer la confianza de los mercados y frenar la corrida cambiaria, y al día siguiente, que lo entrevistaron en el influyente Financial Times, el mismo diario dedicado a las finanzas y al mercado financiero le dedicó una dura tapa que, dando cuenta de la renuncia del presidente del Banco Central, advirtió: “La crisis argentina se profundiza”.

Lejos de sumar confianza, la renuncia del segundo titular de la entidad financiera en la gestión de Cambiemos, con solo tres meses en el cargo, generó más dudas. “La crisis argentina se profundiza con la renuncia de Luis Caputo al Banco Central después de haber estado tres meses en el puesto”, tituló en la tapa el diario financiero.

Al mismo tiempo, la Revista Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, publicada en Estados Unidos, fue más allá y en un lapidario informe sobre la crisis económica que envuelve al país publicó en su edición internacional que el “barco se está hundiendo”. En la nota, el medio especuló con que el motivo de la renuncia de Caputo era salvarse del “Buenos Aires Titanic”. “El barco se está hundiendo”, afirmó Forbes y advirtió que Guido Sandleris, el nuevo titular del Banco Central, liberaría la política monetaria, lo que traería como consecuencia que el país se vaya a pique. “Si de alguna manera la historia sirve de guía, la economía argentina y su liderazgo político podrían explotar en cualquier momento”, sentenció la revista.