El dato surge de un informe elaborado por el Centro de Estudios de Ciudad de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. El trabajo también muestra que sólo los trabajadores de mayores ingresos lograron ganarle a la inflación acumulada en la era Macri. Los de salarios más bajos perdieron 30 puntos frente al alza de precios.

Por Viviana Mariño) Lejos de la quimera electoral de «Pobreza Cero», que fue pilar de la campaña de Cambiemos, la desigualdad entre ricos y pobres se profundizó progresivamente desde la llegada de Mauricio Macri al poder. La brecha que separa a los sectores con mayores recursos de los estratos más postergados de la sociedad argentina se incrementó en casi un 20% entre el primer trimestre de 2015 y el mismo período de 2018. La comparación de cómo progresaron los ingresos de esas franjas sociales opuestas revela otra disparidad dramática: el 20% más rico vio crecer su renta en más del 170%, mientras que los más pobres –el 80% de menores ingresos- lo hizo entre un 140 y 150 por ciento. Los datos surgen de un informe elaborado por el Centro de Estudios de Ciudad (CEC) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA al que tuvo acceso Tiempo.

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El abordaje de la desigualdad en el mercado laboral arrojó una fotografía similar. Los ingresos de los trabajadores ocupados con mayores ganancias crecieron un 123,9%, mientras que el segmento de aquellos con menores ingresos amplió su renta es sólo un 86,9 por ciento. Si se considera que durante el período abordado –primer trimestre 2015 versus primer trimestre 2018– el nivel general de precios se incrementó un 120% y el de los alimentos en un 106%, el estudio concluye que los dos estratos más pobres de la sociedad no lograron compensar ninguna de las dos subas, estuvieron 30 puntos por debajo, mientras que la franja de trabajadores con mayores ingresos obtuvo incrementos salariales que superaron con holgura las variaciones de ambos índices. «El 20% más rico de la sociedad se distingue por ser el gran ganador de la etapa macrista. Es el sector cuyos ingresos más crecieron, significativamente por encima del 80% restante», evaluó el economista Agustín Mario, autor del trabajo del CEC.

Cruces y proyecciones

Para diseñar el cuadro de la desigualdad en la Argentina, el trabajo toma la base de datos del primer trimestre de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) elaborada por el Indec. Y cruza la estadística oficial con dos indicadores clave: el índice de Gini y la brecha entre deciles extremos de la sociedad (el 10% más rico y el 10% más pobre). El coeficiente de Gini es la herramienta que más habitualmente utilizan los investigadores para estimar la distribución de recursos económicos en una sociedad. Establece el valor de 0 para expresar la igualdad absoluta y el de 1 para señalar la desigualdad extrema.

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La medición de la ‘grieta’ entre ricos y pobres propuesta por el CEC suma, además, el indicador del Ingreso por Adulto Equivalente (IPAE) que estima los ingresos de un grupo familiar de una forma más completa y heterogénea que el Ingreso per cápita por Hogar que utiliza el Indec. En este caso, también se toman en cuenta las diferencias por edad y género al interior de cada familia.

Ganadores y perdedores

Entre 2015 y 2018, el coeficiente de Gini del IPAE se incrementó en un 5, 5% –pasó de 41,7 puntos porcentuales a 44 en el período analizado–, en tanto que la distancia que separa a los deciles extremos en la distribución del ingreso aumentó un 18,3%, con un crecimiento de 17,5 a 20,7. En ambos casos, señala el trabajo, «se advierten incrementos significativos de la desigualdad».

En términos de ingresos, el informe concluye que, entre los primeros trimestres de 2015 y 2018, las rentas altas aumentaron por encima de las bajas. El 20% más pobre perdió ingresos en términos reales y el 20% más rico es el único segmento que vio incrementado su poder de compra.

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También en base a los datos oficiales del primer trimestre, el informe describe la evolución de la pobreza en todo el país y realiza una proyección preliminar sobre su crecimiento en el Gran Buenos Aires (GBA) hasta junio. Todos los resultados de ese cruce de variables no incluyen todavía el impacto de la megadevaluación y aceleración del proceso inflacionario que se produjeron a partir de la última escalada del dólar. «Todo indica que, cuando contemos con las estadísticas actualizadas, la brecha se habrá profundizado», señaló Mario.

El informe toma como referencia la canasta básica familiar de GBA –el único dato oficial disponible- y, estimando un crecimiento proporcional de las regionales y las últimas cifras de pobreza e indigencia, proyecta un total de 355 mil nuevos pobres y 44 mil indigentes respecto del tercer trimestre de 2017.

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La proyección en el GBA, en tanto, estima un aumento de 2,5 puntos porcentuales de la pobreza, es decir la incorporación al territorio bonaerense de casi 400 mil nuevos pobres hacia junio de 2018. Para abordar ese crecimiento el CEC ajustó el Ingreso Total Familiar (ITF) según el Indice de Salarios (IS) del Indec y consideró fijos todos los demás factores que podrían influir en la dinámica de la pobreza. «