El ex presidente de Fadea durante este Gobierno, analizó la situación del país y cuestión a la dirigencia por las oportunidades desaprovechadas para el desarrollo económico y social del país.

La Nueva Mañana tuvo la oportunidad de entrevistar a Ercole Felippa, presidente de Manfrey, una empresa cooperativa del este cordobés, y dirigente empresarial que cobró protagonismo en los últimos años interviniendo como representante gremial del sector e incursionando en la política.

– ¿Cómo condiciona el contexto económico de este momento al desarrollo de las industrias? ¿Qué posibilidades hay de crecimiento y desarrollo sostenido, firme, para solucionar las necesidades de los habitantes del país?
– En primer lugar no debemos olvidarnos que cuando uno analiza la actividad siempre debe tener la mirada en el horizonte, a mediano y largo plazo más allá de la coyuntura. Hoy estamos viviendo una coyuntura extremadamente compleja. Después de la situación de los mercados que se diera a partir de fines de abril y mayo se produjo una serie de situaciones en la empresa pyme fundamentalmente que la dejan en una extrema debilidad. Es cierto que las realidades son diversas en función de los sectores. Incluso hay algunos que aún hoy están con un nivel de actividad importante, por ejemplo, todo el sector metalúrgico vinculado con la maquinaria agrícola. Es un sector que tiene las dificultades propias de la coyuntura económica pero con un nivel de actividad aceptable. Nosotros, la semana pasada tuvimos una reunión con el ministro Cabrera en donde le planteamos la necesidad de generar una red de contención para muchas pymes porque en el medio de todas esta corrida y crisis cambiaria las tasas se fueron a las nubes y en muchos casos se ha cortado la compra de cheques, fundamentalmente por parte del Banco Nación. Lo que pasa es que para esas empresas, con una tasa de interés del 40% y que en muchos casos el descuento de cheques llegó al 60 y pico por ciento, se hace imposible. Lo que nosotros planteamos es generar una red de contención, de la prórroga de algunos vencimientos fundamentalmente impositivos o previsionales para poder darle capital de trabajo a esas empresas para que puedan seguir operando.

– ¿Por qué la industria está en esa situación de fragilidad?
– El problema estructural que tiene la industria argentina es un problema de competitividad porque Argentina es un país caro. Si nosotros comparamos cualquier bien en función de lo que cuesta producirlo en otro país, Argentina es un país caro. Y en eso, cuando uno analiza los principales componentes de los costos, por ejemplo cuando uno compara con otros países como el caso de Brasil, que es el país con el que nosotros nos reflejamos, vemos que hay algunas cuestiones que terminan generando esa diferencia. En primer lugar la presión impositiva que tenemos en Argentina hace que cualquier producto terminado tenga dentro de su costo un alto componente impositivo. Por ejemplo, un producto lácteo puesto en una góndola que cuesta 10 pesos, más de 4 pesos son impuestos municipales, provinciales y nacionales.

Por otro lado el costo laboral, y cuando digo costo laboral no digo costo salarial. Cuando uno analiza lo que le cuesta al empleador el costo laboral, eso tiene que ver con una cantidad de ítems que van más allá del salario. Además de la carga previsional, el tema de litigiosidad, cosa que afortunadamente en Córdoba por haberse adherido a la Ley de ART ha disminuido considerablemente, pero la litigiosidad laboral es un tema que salta. Cuestiones que tienen que ver con lo previsional, los impuestos al trabajo, como se llaman, siguen siendo un componente importante. Necesariamente hay que trabajar para disminuir el costo laboral. Insisto, eso no significa que haya que reducir salarios. El salario es un componente del costo laboral, pero hay una serie de ítems que terminan generando el costo laboral total y no tienen nada que ver con el salario. De hecho, si lo comparamos con Brasil o con México, el costo laboral termina siendo mucho más alto en Argentina.

“Un producto lácteo puesto en una góndola que cuesta 10 pesos, más de 4 pesos son impuestos municipales, provinciales y nacionales”.

El tema energético con estas subas de energía habría que ver cómo impacta con este nuevo dólar. La verdad que con el dólar a 18 o 19 pesos estábamos más altos que Brasil, ahora probablemente estemos palo y palo. Pero indudablemente que la complejidad del sistema tributario argentino es muy difícil. Por otro lado los costos logísticos que hay. Sale más caro transportar un contenedor de Catamarca al puerto de Buenos Aires que del puerto de Buenos Aires a Europa. Argentina es un país caro en donde se debe trabajar en generar las condiciones adecuadas de ferrocarril, la hidrovía en el caso de las provincias litoraleñas, el tema de los bitrenes que ya algunas provincias se están adhiriendo para trabajar con los costos logísticos porque Argentina sigue siendo un país caro. Hoy el principal destino de nuestras exportaciones industriales es Brasil, que está con problemas muy serios y eso nos pone en una situación de vulnerabilidad. En la medida que se trabaje sobre aspectos de mejora de la competitividad realmente se abre un abanico de posibilidades.

– El Gobierno nacional tiene abiertos varios frentes en las cuales debe intervenir si pretende paliar la situación que vive el país. ¿Usted considera que la clase política argentina tiene conciencia del impacto de estos frentes?
– A veces parece que no. Si bien la tarea que está haciendo el Gobierno no tiene demasiadas opciones, me parece que de alguna manera no tomó clara conciencia en un principio de la real situación del país. Y claramente desde la oposición tampoco se ve que sea consciente de la situación que tenemos en el país. De hecho, el tema de las tarifas, en donde no tenía ninguna posibilidad el Estado nacional de poder soportar un esquema que se calculaba cerca de los 130 mil millones por año. Entonces, un país donde los problemas son consecuencia de 50, 70 años de desmanejo, con permanentes déficits comerciales y fiscales nos hace un país inviable. Yo creo que por ahí, a veces la dirigencia política, no digo toda porque no hay que generalizar, no tiene clara conciencia de las cuestiones, las reformas de fondo que necesita nuestro país. Muchas de esas reformas obviamente no terminan siendo medidas simpáticas. Realmente el populismo ha calado muy hondo en nuestra sociedad. Si no tomamos conciencia, los países que han crecido en base a un ordenamiento fiscal, monetario, generando condiciones de previsibilidad, en donde haya un amplio respeto a las instituciones, la Justicia juega un rol fundamental. Me parece que el tema de Brasil, más allá de los problemas que hoy tiene en términos económicos, donde realmente esta crisis les ha afectado, se está viviendo un momento que puede ser bisagra con respecto al “Lava Jato” que va a marcar un antes y un después. Esto va a ser visto por la región donde hubo movimientos regionales hacia un lado o hacia el otro. En esto veo que esta situación de la Justicia brasilera en la que hubo algunos jueces que empezaron y hoy hay un ex presidente preso, hubo un impeachment de una ex presidenta, donde realmente se dejan antecedentes muy fuertes sobre el tema de la corrupción o es solamente una cuestión que afecta la credibilidad de una clase política sino que afecta la credibilidad de un país. Eso debemos mirarlo como algo positivo. Pero indudablemente ser un funcionario público en cualquiera de los poderes hay que considerarlo como un servidor público. En nuestro país, y no hablo de los últimos años, la corrupción ha sido una parte importante. En definitiva eso también termina siendo parte del ‘costo argentino’, porque eso alguien lo termina pagando. Y también hay que decirlo, ojo que para bailar el tango hacen falta dos. Si en el Estado hay corrupción es porque del otro lado hay alguien que también forma parte de eso.

– Tras este proceso que se fue dando en la década pasada, con liderazgos regionales que tendían a un modelo populista con distintos matices, ¿cree usted que estamos conscientes en Argentina de la batalla cultural que implica ir a una instancia superadora?
– Sí, desde ese punto de vista lo enfocaría en cuestiones pragmáticas más que ideológicas. Hubo gobiernos de centro izquierda que fueron muy buenos en países de la región, en donde con mucho pragmatismo más allá de esa mirada, como el caso de Michelle Bachelet, la misma Dilma o Lula en Brasil, más allá de la cuestión de corrupción por la cual se los juzgó. No se le puede dejar de reconocer a Lula la transformación que hizo en cuanto a una importante cantidad de la población que era pobre y que pasó a clase media. Y desde ese punto de vista, cuestiones objetivas y estratégicas, desde esa mirada geopolítica del lugar que tenía que ocupar Brasil en el contexto internacional en donde no hubo grandes cambios. Incluso en el caso de Chile, con un presidente de centroderecha, una presidenta de centroizquierda y de nuevo un presidente de centroderecha en donde los grandes lineamientos no han cambiado.

Tenemos el ejemplo en el otro extremo que es Venezuela. Argentina no es Venezuela. Me cuesta creer que Argentina podría haber llegado a una situación parecida a la de Venezuela. Argentina tiene raíces culturales distintas, es un país que tiene una mirada mucho más a modelos europeos, la verdad es que realmente me cuesta… Después tenemos el caso de Ecuador que es distinto. Si bien tuvo un gobierno con muchos rasgos populistas hay que reconocer que hizo una reforma en el tema educativo fundamental. Hoy el sistema educativo de Ecuador es ejemplo en Sudamérica. Creo que esa es la base del crecimiento de los países en donde realmente son cuestiones que hay que mirarlas a muy largo plazo. Mucho se habla de que en nuestro país los problemas terminan siendo una cuestión cultural. La dirigencia política, social, empresaria nace de esa sociedad.

Argentina es un país caro en donde se debe trabajar en generar las condiciones adecuadas de ferrocarril, de hidrovía, el tema de los bitrenes para trabajar con los costos logísticos”.

En la base de esa sociedad hay que empezar por un buen sistema educativo. Yo creo que tenemos que ir a esquemas racionales, después ideológicamente podemos ir a una tendencia a la derecha o a la izquierda. Eso no es lo grave. No hablo de modelos europeos sino de la región que han funcionado muy bien, caso Chile, caso Brasil, caso Uruguay con Pepe Mujica. Lo que no podemos hacer es tener esa mirada populista en la que queremos gastar lo que no tenemos. Venezuela siendo un gran productor de petróleo, con precios realmente altísimo, hoy el país está atravesando una crisis humanitaria con gente que tiene que escapar buscando medicamentos o alimentos. Nosotros hemos desperdiciado la soja, que llegó a valer en el mercado internacional 600 dólares. Cuando se produjo la crisis del 2001, la soja que no tenía retenciones, en el Mercado de Chicago cotizaba a 160 dólares. Después ya con la asunción de Duhalde vino la devaluación y empezó esa escalada alcista por el ingreso de China al mercado mundial. Llegó a 600 dólares la soja y hoy está a 300. Se desaprovechó una oportunidad histórica. En la historia argentina nos hemos perdido oportunidades de perder oportunidades. Se podrían haber hecho las reformas de fondo que el país necesitaba, en la incorporación de capital de trabajo, tecnología. Mucha de la tecnología que hoy tiene la fábrica es del década del ’90. Podemos criticar muchas cosas pero hay que tener una mirada más pragmática que ideológica.

– Usted también participó en la función pública. ¿Qué le dejó su paso por Fadea?
– Como todo en la vida, lo asumo como una experiencia positiva. Yo creo que es una empresa con gran potencial e indudablemente le toca pasar por una coyuntura muy compleja pero era una empresa que estaba totalmente desquiciada en cuanto al déficit que tenía, con una cantidad de personal mucho más alta que la que necesitaba, de productividad bajísima. Lo que tuve que hacer en esos 22 meses que estuve fue generar las condiciones para que fuera una empresa viable, en donde se hizo una importante reestructuración de personal y se logró una reducción del déficit operativo importante.
Como experiencia para mí fue interesante. Todas las actividades hay que tomarlas como un aprendizaje.

– ¿Se puede tomar como un ejemplo de haber dejado pasar oportunidades, de no haber administrado eficientemente los recursos del país?
– Totalmente, totalmente. Es más, me tocó participar de ferias internacionales de la actividad aeronáutica y nos encontramos que la actividad aerocomercial en el mundo está teniendo un crecimiento importante. No hay muchos países en el mundo que tengan una industria aeronáutica desarrollada. Argentina es uno de ellos, con un nivel de tecnología y de crecimiento, y encontrarnos con proveedores que nos decían que no interesábamos. En Fadea durante esos años que dejó de ser Loockheed Martin, que la vuelve a tomar el Estado hasta el año 2016, el único objetivo era poner gente para que militara políticamente y los recursos que eran destinados a fabricación de aviones fueron usados para fines que no tenían nada que ver. Incluso hubo muchas cuestiones que cuando las encontramos directamente las pasamos a la Justicia para que investigue si fueron delitos o cuestiones de mala praxis empresarial.