Un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNdAv) alertó por las gravísimas consecuencias que podrían afrontar las familias que decidieron comprar su vivienda con un crédito ajustados por inflación, más conocidos como los UVAs.

Con la llegada del Gobierno de Mauricio Macri y el pago a los fondos buitre, en los dos últimos años se revirtió la tendencia al desendeudamiento. Según la UNdAV, este comportamiento se replicó no solo en los proyectos de comprar una casa, sino también en los segmentos minoristas.

El informe del Observatorio de Políticas Públicas de la institución revela que en valores absolutos, el stock de créditos al consumo durante septiembre llegó a $ 561.364 millones, un 3,9% más con respecto al stock promedio de agosto y 40,4% frente a septiembre de 2016.

Dentro de los créditos al consumo, los «personales» fueron los que más aumentaron. El stock de créditos personales promedió los $ 305.284 millones el mes pasado, lo que arroja 57,1% más que en el mismo mes del año pasado.

Las entregas a titulares de tarjetas de crédito aumentaron 28,6% interanual en septiembre, al llegar a $ 256.080 millones este año. En tanto, desde la asunción de Cambiemos los préstamos para la compra de automóviles en pesos aumentaron 89%, mientras que los nominados en dólares subieron más del 100%.

Según la UNdAv este escenario económico genera una «sensación de abundancia» en ciertos sectores de la sociedad, que ven cierta facilidad para adquirir estos bienes, como ocurrió con el «dame dos» de Alfredo Martínez de Hoz en los ’70 y el «1 a 1» de Carlos Menem y Domingo Cavallo en los ’90. Pero al mismo tiempo, este panorama obliga a plantearse la «sustentabilidad» del proceso. «El actual ritmo acelerado de aumento de los niveles de deuda minorista está prendiendo las primeras luces de alarma sobre la sustentabilidad de las finanzas familiares», remarcó.

Se teme un avance en el ajuste del gasto público, con nuevos despidos en la administración pública que harían inviable el pago de deudas, un nivel de tasas de interés elevadas y un achicamiento del margen de endeudamiento que posee el Gobierno, lo que puede desembocar en un durísimo golpe a la actividad económica general, con otro freno al consumo y una desestabilización del precio del dólar. «Una abrupta caída del financiamiento afectará a la economía familiar», estimaron los catedráticos del OPP.